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Por Pamela Sandoval

Los Derechos de Propiedad Intelectual (DPI) ya no son un tema técnico relegado a expertos en patentes o a departamentos jurídicos de grandes empresas. Su impacto en el desarrollo económico de una nación es tan directo que ignorarlo sería una negligencia. Hoy en día, los activos intangibles respaldados por DPI representan el 90% del valor total de todas las empresas. Sí, has leído bien: el noventa por ciento.

Pero en esta vorágine de creatividad y desarrollo, existe un gran ausente: las mujeres. Un estudio de 2019 del Comité de Desarrollo de Propiedad Intelectual (CDIP) de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) nos arroja una verdad incómoda. A pesar de que las mujeres representan aproximadamente la mitad de la fuerza laboral mundial y más de la mitad de los graduados universitarios, la participación femenina en el sistema de DPI es notablemente menor que la de los hombres.

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.