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Por Paola Ricaurte Quijano

Para que las personas puedan beneficiarse de las posibilidades que ofrecen las tecnologías digitales, deben cumplirse ciertas condiciones básicas, como el acceso (tanto en calidad como en cantidad), el uso (para diversos fines) y la posibilidad de aprovecharlas (para poder alcanzar tales objetivos). Cuando estas condiciones no se cumplen por razones de género, nos encontramos con una brecha digital que implica una desigualdad de acceso, uso y aprovechamiento de las tecnologías digitales por ser mujeres o niñas o personas con identidades de género no binarias. 

La brecha digital abarca no solo el acceso a internet y dispositivos, sino también las habilidades digitales, los usos que se les da (básicos o avanzados), la experiencia segura (es decir, no sufrir violencia en línea) y poder acceder a carreras en el campo de la ciencia y la tecnología.

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Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.