Por Renata Roa Moreno
¿Y si todo lo que estás construyendo con tanto esfuerzo… no es lo que realmente te hace feliz? A mí me pasó. Durante años pensé que tener la agenda llena era sinónimo de éxito. Daba entrenamientos, conferencias, salía en medios, grababa contenido, corría de un lado a otro con tuppers en el coche para aprovechar los trayectos. Dormía poco, viajaba mucho, volaba de madrugada, regresaba por la noche. Y los días que tenía libres, el cuerpo no me respondía. No podía salir de la cama y encima me sentía culpable, ¡vaya carga de creencias arrastraba!
Te puede interesar: Explorar es el nuevo escalar
Hasta que un día, en el set de grabación de De Buenas, en Metepec —al que llegué corriendo después de una conferencia en CDMX—, uno de los conductores me preguntó: “¿Estás disfrutando todo lo que estás logrando?”
SUSCRÍBETE PARA LEER LA COLUMNA COMPLETA...