5 de diciembre, las plumas de hoy

¿Cuántos sonidos de vendedores en la ciudad se superponen en el día a día, al grado que algunos ya no los distinguimos? se pregunta Jimena de Gortari; también escriben Valeria Villa y Susana Moscatel

5 de diciembre, las plumas de hoy

¡¡Buen domingo!! El primero de diciembre… ¿se levantaron tarde? Esperamos que al menos un poquito y que al revisar su correo puedan leer las columnas de hoy:

Voces de la Ciudad de México

“Se compran colchooones, estufas, lavadoras, refrigeradores o algo de fierro viejo que venda”… “ya llegaron los ricos tamales oaxaqueños, calientitos”… ¿Pudiste leer esto sin ponerle la tonada típica de quienes vociferan estas frases? Si vives en la Ciudad de México, probablemente no. ¿Cuántos sonidos como esos se superponen en el día a día unos a otros, al grado que algunos ya no los distinguimos? Jimena de Gortari, nuestra especialista en ruido, nos ofrece una divertida  compilación de las voces y sonidos que inundan nuestra cotidianidad y que provienen casi todos de vendedores que se han pasado por generaciones o replicado los mismos cantares para ofrecer sus productos o servicios.

La mente fascista

Decir o decirse: estás mal, estás gorda, eres insuficiente, entre otras expresiones radicales no es más que la revelación de una mente fascista, explica Valeria Villa, y describe una historia personal que le hizo reflexionar sobre el tema. Una mente fascista es la que intenta dar la última palabra como si no se pudiera escuchar opiniones desde distintas ópticas para juzgar  una situación o a nosotros mismos. En cambio “moverse amablemente en la diversidad, buscar los vértices de intersección de las ideas, hace el mundo un lugar más habitable”.

Cuando todo les urge

¿A quién no le ha pasado que se pone de meta leer de corrido un capítulo de un libro, o realizar una tarea, y cuando menos se da cuenta no avanzó nada porque los mensajes en el celular aparecieron y “había que contestarlos” como si se fuera el mundo de no hacerlo?. Susana Moscatel ahonda en estas acciones y en cómo la inmediatez y conectividad están haciendo borroso el ventanal desde el que deberíamos saber qué es realmente urgente, y qué puede esperar mientras nos concentramos en una reunión familiar o en el descanso tan necesario. “Creo que si aprendemos a hacer esto de desconectarnos de manera amable viviremos vidas más plenas, libres de ansiedad, productivas y ante todo: capaces de reaccionar a lo que sí es una URGENCIA real”.

😎 Por hoy, es todo… ¿Qué vamos a desayunar?


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