Por Rosa Covarrubias
Cuando en marzo de 2022 fuimos testigos de imágenes dantescas en el Estadio Corregidora, en las que decenas de aficionados sangraban y algunos permanecían inconscientes dentro del inmueble por la golpiza recibida, presuntamente por grupos de animación del equipo local (escribo presuntamente porque a ese tipo de personajes no se les puede denominar aficionados), parecía que ahora sí se tomarían cartas en el asunto y que tardaríamos, por lo menos, más de tres años en ver imágenes similares.
Es enero de 2024, apenas comienza el torneo Clausura del futbol mexicano. Es el primer encuentro en el que tu equipo, Rayados de Monterrey, tiene que salir de visitante.
Un grupo de amigos y familiares deciden hacer el viaje a Torreón para disfrutar del encuentro, la mayoría tiene claro que esta ciudad es una de las plazas en las que ser aficionado de un equipo regiomontano, es sinónimo de sufrir, en ocasiones, agresiones verbales de algunos pseudo aficionados locales.