Por Rosa Covarrubias
La mayoría de los deportistas que se han convertido en grandes leyendas tienen una historia de niños que, en ocasiones, es común; los padres los llevaron a practicar cuanto deporte existiera con la esperanza de que gastaran todas sus energías, para llegar a casa a dormir. Pocos imaginaron que tendrían un hijo prodigio que se convertiría en profesional y la mayoría de las veces, famoso en sus disciplinas deportivas.
Una niña histórica, la gimnasta Nadia Comanecci. Con solo 15 años, revolucionó la gimnasia artística en los Juegos Olímpicos de Montreal, ahí el mundo conoció la perfección a través de la pequeña rumana, quien consiguió 7 máximas calificaciones.