La noche que un patinador congeló México

Es impresionante cómo otro deporte distinto al fútbol puede conseguir que un país se paralice y centre su atención: el patinaje artístico

La noche que un patinador congeló México
Rosa Covarrubias

Los Juegos Olímpicos de Beijing 2022 llegaron a su fin. Hubo historias que trascendieron, deportistas que agrandaron su leyenda, despedidas de atletas que han escrito su nombre con letras de oro y revelaciones.

Pese a que fueron cuatro los deportistas mexicanos que participaron en esta justa invernal, la mayoría de las miradas estuvieron puestas en un joven de 22 años que hace seis, se robó los corazones del público mexicano tras presentarse, en uno de sus programas con música de Juan Gabriel: Donovan Carrillo era el deportista que todos queríamos ver.

El patinaje artístico es el deporte más esperado y visto en los Juegos Olímpicos de invierno, es similar a lo que ocurre en la gimnasia en las justas veraniegas. Ambos combinan la estética con la flexibilidad y la fortaleza física y mental. En el patinaje artístico la combinación de elementos como los saltos, los giros, los pasos y la interpretación de la música en el hielo es lo que lo hace atractivo en todos los sentidos.

Es impresionante cómo otro deporte distinto al fútbol puede conseguir que un país se paralice y centre su atención, por unos minutos o unas horas, en una disciplina tan atractiva como desconocida para la mayoría de su población. No era algo menor, por primera vez en 30 años un mexicano competiría en Olímpicos de invierno en el patinaje artístico.

La pregunta más frecuente entre conocidos y desconocidos en redes sociales era: ¿Cuándo compite Donovan Carrillo?

El 7 de febrero, a las 20:34 horas, tiempo del centro de México, gran parte de la población se detuvo, durante 6 minutos, a observar a Carrillo Suazo con la expectativa de que, en la presentación de su programa corto, con la música de Carlos Santana, pudiera hacer historia para un país con poca, por no decir casi nula, tradición en deportes invernales.

Ahí en el “Kiss and cry” (lugar donde los patinadores esperan su puntaje) junto a su entrenador Gregorio Núñez, la espera parecía eterna. Necesitaba puntuar más de 79 para asegurar su clasificación al programa libre. Al escuchar que los jueces le dieron una calificación de 79.69, Donovan no pudo contenerse y dio un salto y un grito de felicidad al saber que había hecho historia. No solo había competido en sus primeros Juegos Olímpicos, por primera vez un mexicano alargaba su participación al meterse entre los veinticuatro mejores.

Para el 9 de febrero Donovan Carrillo salió de nueva cuenta a la pista de hielo del Estadio Capital y paralizó una vez más a México. Fue en su programa libre, con la mezcla de Perhaps, Sway, María y Bailar, que logró, durante cuatro minutos 20 segundos, que el país volviera a unirse por una misma causa, apoyar a un mexicano en su profesión. Un elemento extra que nos da el deporte: la unión.

Cierto es que no fue su mejor presentación, que los nervios al inicio del programa libre lo traicionaron, que hubo errores, pero existieron más aciertos. La experiencia solo se gana compitiendo frente a frente con los mejores. Solo en estas instancias puedes conocer tu realidad y seguir preparándote para ser mejor día a día, competencia tras competencia. Donovan es consciente de todo lo que generó en México en tan solo dos días.

En un país en el que el fútbol es el deporte más popular, Carrillo Suazo logró lo que pocos han conseguido: que los mexicanos volteen a ver un deporte en el que no hay de por medio un balón. Congelando, como el mismo hielo en el que patinó, el tiempo y el espacio, acercando a millones de personas a un deporte poco conocido y ganando a miles de adeptos con su carisma y trabajo.

@rcova18

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