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Por Rosanety Barrios

No esperes. El tiempo nunca será justo”. Napoleón Hill.

Hace dos meses celebraba en este mismo espacio que México ya contaba con un nuevo modelo energético. Si bien planteé dudas y riesgos que era necesario atender, también destaqué el reconocimiento a la necesidad de la inversión privada para desarrollar toda la infraestructura que necesitamos, a efectos de contar con un servicio eléctrico de primer nivel, terminar con apagones y, sobre todo, contar con un insumo fundamental que permita anclar las inversiones buscadas en el Plan México.

Sin embargo, las reglas necesarias para comprobar que dicho modelo efectivamente puede ser atractivo para la inversión privada, siguen sin ser publicadas. Es decir, que México acumula ya prácticamente 7 años sin que haya inversión en infraestructura energética, más allá de la refinería que no acaba por entrar en operación.

En honor a la verdad, el gobierno federal ha dicho ya en varios foros lo que busca, al menos en materia eléctrica. A través de diversas presentaciones, ha declarado su intención por que en este sexenio se detonen 22 GW de nueva capacidad de generación eléctrica, a través de los esquemas que la nueva ley eléctrica define y sí, ha dejado claro que al menos una parte de estos 22 GW serán proyectos totalmente privados, y que en el resto, la inversión privada que acompañe al Estado, también será bienvenida.

También ha sido claro en su ambición porque la mayor parte de esos 22 GW sean desarrollados con tecnología renovable o al menos limpia. Vamos, que hasta aquí, todo suena suficientemente bien. Entonces, ¿qué está retrasando a las reglas finales?

Hacen falta reglamentos, documentos oficiales de planeación, definir quiénes y cómo podrían obtener permisos y conocer los detalles de los contratos que se firmarían con la IP para desarrollar los proyectos. Está más que claro que sin todo esto, nadie va a invertir en México en el sector energía. Las pruebas lo demuestran. Simplemente nada está ocurriendo aún.

No tengo que decir que, sin electricidad, México no podrá crecer y que el crecimiento económico está estancado desde hace 7 años también. Las previsiones económicas al menos para 2025 indican que este será otro año perdido, desde el punto de vista de crecimiento del PIB.

Es cierto que el contexto internacional se ha complicado sustancialmente y que nuestro principal socio comercial actúa de forma impredecible, de forma tal que la continuidad del TMEC es otra de las grandes incertidumbres a la que nos enfrentamos como economía. También es cierto que la Reforma Judicial ya se implementó y que sus consecuencias, es decir, la forma en que el Poder Judicial operará y tomará decisiones, son un elemento que se suma a la incertidumbre.

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