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Por Rosanety Barrios

Mis muy apreciados lectores saben que en este valioso espacio que es Opinión 51, he compartido varias veces mis preocupaciones sobre Pemex. Me voy a referir solo a una de ellas. El 8 de mayo de 2023, escribí una columna titulada “Pemex, por el rescate de sí mismo” que terminé con la frase: “La carrera por la silla presidencial ya empezó, pero tendrá que terminar y quien quede a cargo, no podrá seguir evadiendo la necesidad de rescatar a Pemex de su tragedia

Dos años más tarde, esta expectativa se convierte en realidad. La verdad es que no se necesitaba más que seguir, como lo hago yo, los números de Pemex trimestre a trimestre entre 2018 y 2024 para predecir, con un 100% de seguridad, que el rescate era inminente. 

La presidenta Sheinbaum dio a conocer que el programa de rescate incluye, como era obligado, un aspecto financiero y uno operativo. Lo primero es llegar al 2027, porque Pemex tiene la obligación de pagar o refinanciar, entre este año y el que sigue, la nada despreciable cantidad de 50 mil millones de dólares, que se componen así: 10 mil millones de vencimientos de deuda de 2025, casi 20 mil de vencimientos en 2026 y 20 mil millones de dólares de deuda a proveedores. Por esa razón, la presidenta anunció que en 2027 Pemex ya no va a necesitar a Hacienda, en la medida en que las obligaciones pendientes de estos dos años se resuelvan, en 2027 la realidad financiera de Pemex será otra. 

Es impensable que Pemex no pague los vencimientos de deuda y la operación está condenada a fracasar si no le pagan a los proveedores, solo que no tiene con qué y el gobierno federal no puede aumentar su deuda, dado que la presidenta Sheinbaum heredó un déficit financiero que se comprometió a bajar, como de hecho está sucediendo.

Es así que la Secretaría de Hacienda se puso  creativa y por lo pronto, ya colocó 12 mil millones de dólares con un instrumento denominado “PCAPs”, en el cual la deuda la toma un fondo de inversión a cambio de una garantía emitida por el Estado mexicano.

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