Por Rosaura Magaña

Mi nombre es Rosaura Patricia Magaña Rivera, madre de Carlos Eduardo Amador Magaña, que fue desaparecido el 13 de junio del año 2017 a las 12 del día. Fue en el taller donde trabajaba, ahí lo levantaron.
Junto con otras tres personas fueron levantados dentro del taller. Ellos estaban trabajando a las 12 del día, llegó un comando armado de tres camionetas, del cual descendieron como trece personas.
Eran tres camionetas. Supuestamente era un operativo de la Fiscalía. Portaban armas largas, traían un gafete similar al de la misma Fiscalía. Actuaron con la naturalidad con la que trabaja la Fiscalía: con tranquilidad llegaron, se bajaron y a las cuatro personas las sacaron del taller.
Uno de los levantados era amigo de mi hijo, otro era el cliente al que le iban a hacer un servicio de afinación a su auto, y el otro era el compañero de mi hijo Carlos: Juan de Dios González Gómez. Y, por supuesto, mi hijo, Carlos Eduardo Amador Magaña.
Este levantamiento, este supuesto operativo, fue rápido: si duró dos o cinco minutos, fue mucho. Desde el 13 de junio del 2017 estoy en este camino de búsqueda de mi hijo, en el cual no he tenido ningún tipo de resultado.
La Fiscalía, a pesar de tener pruebas, de tener videos, y de saber que participaron unidades de la Policía Municipal de Tlaquepaque —esto fue en Las Huertas, Tlaquepaque, en la calle Capulín número 51—, no ha hecho nada.
Unidades de la policía municipal de Tlaquepaque llegaron, supuestamente una que no estaba asignada a esa zona y otra más que fue llamada por el 911, gracias a que los vecinos hicieron el reporte porque vieron que estaban levantando a mi hijo y a las otras tres personas.
A pesar de que entregué todas las pruebas, incluyendo el video del levantamiento y la posible colusión de la policía municipal, ya van ocho años y no tengo avances significativos en la carpeta.
Todo ha sido dilación, ha sido omisión en la investigación del caso de mi hijo, a pesar de haberles entregado información clara de los hechos por medio de un video grabado en la refaccionaria de mi hija.
Desde esa fecha estoy aquí, trabajando con todas las instituciones. A pesar de todo, metí quejas ante derechos humanos, tanto estatal como nacional, por la apatía de la agente del Ministerio Público. Sin embargo, no ha habido ningún seguimiento real.
Fue entonces que empecé a hacer mis propias búsquedas. Me uní a la Caravana Nacional de Búsqueda en Vida. Traje esa caravana al estado de Jalisco, junto con colectivos de otros estados como Tamaulipas. Les abrimos las puertas para dar a conocer las desapariciones que hay no sólo en Jalisco, sino en todo el país.
Después, junto con otras personas, organizamos brigadas de búsqueda en campo. Las autoridades del estado de Jalisco se opusieron mucho a que personas de fuera vinieran a hacer las búsquedas. Hubo una resistencia total, pero a pesar de eso, se llevaron a cabo, y desde entonces se visibilizan las búsquedas aquí en nuestro estado.
Hasta la fecha, sigo siendo buscadora. Sigo en el camino buscando a mi hijo para poder encontrarlo.
Y bueno, ¿qué quiero del estado de Jalisco? Quiero que me aclaren qué pasó, quiero saber dónde está mi hijo. Las autoridades deben dar pautas a seguir. Tuvieron muchas evidencias para poder haber realizado una línea de investigación clara y no lo hicieron.
Seguiré en el camino, hasta lograr un solo objetivo: localizar a mi hijo, Carlos Eduardo Amador Magaña.

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.

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