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Por Sandra Romandía

El reciente y trágico capítulo en Zacatecas, donde la violencia ha segado la vida de figuras públicas destacadas, plantea una pregunta inevitable: ¿Para qué sirve realmente el Ejército mexicano? En un país asolado por la delincuencia organizada, la llegada de 800 elementos militares a reforzar la seguridad en la región debería representar un rayo de esperanza. Sin embargo, la cruda realidad nos confronta con una pregunta incómoda: ¿Qué logran estas fuerzas armadas cuando los delitos siguen ocurriendo con total impunidad?

El homicidio este sábado en Fresnillo de Jorge Antonio Monreal Martínez, sobrino del gobernador de Zacatecas, David Monreal,  ocurrió apenas horas después de que las tropas del Ejército llegaran al estado para, supuestamente, restablecer el orden y la seguridad. La espiral de violencia en Zacatecas se intensificó con una secuencia de acontecimientos desgarradores; apenas el jueves el director de Desarrollo Social del ayuntamiento de Fresnillo, Juan Pérez Guardado -pariente del senador Ricardo Monreal- fue asesinado; horas después el empresario José Olvera y, con poco tiempo de diferencia, Cecilio Murillo, hermano del alcalde de Sombrerete. Luego vino el del sobrino de los dos Monreal. 

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.