Document
Por Sara Reynoso

Sin importar si crees en astrología o no, al escuchar la palabra eclipse nos espantamos. Y ni hablar de cuando surgen problemas o perdemos a alguien; todos nuestros mecanismos de defensa se activan y pensamos: "Oh por Dios, ¿ahora quién podría defenderme?"

En realidad, deberíamos entender que tanto la Tierra como los astros y la vida, de vez en cuando, nos sacuden para decirnos: ¡Suelta! ¡Evoluciona! ¡Confía!

Muchas aprendimos a sentirnos seguras sosteniendo el control de todo y de todos, pero la vida nos muestra que, en realidad, no tenemos el control de nada. Todo pasa cuando tiene que pasar y, sin importar cuánto nos aferremos a alguien o algo, cuando se cumple un ciclo, tendremos que despedirnos.

Así son los eclipses. Actúan como catalizadores del destino, abriendo ventanas de oportunidad o impulsándonos a dar saltos cuánticos. En mi trabajo como terapeuta, he visto una y otra vez que lo que nos lleva a dar grandes saltos evolutivos son los momentos de pérdida o caos en nuestras vidas.

Ese momento en el que nos sentimos morir es justo la ventana que se abre para el renacer del alma. La Tierra y el cosmos, que van de la mano con nosotros, nos lo muestran constantemente. Por eso, cuando hay un eclipse, pueden suceder cosas extrañas: una relación se rompe, algo se descompone en casa o, simplemente, nos sentimos sobrepasadas por nuestras emociones.

Lo que he aprendido a lo largo de los años, como mujer que ha sido combatida por el caos y la pérdida, es que si esas pérdidas no se hubieran dado en mi vida, hoy no sería la persona que soy. Lo veo en cada paciente que atiendo: llegan sufriendo por algo o por alguien y terminan su ciclo de sanación sin dolor y con una mayor consciencia ante la vida, sintiéndose mejores personas y más a gusto con la vida.

Obsérvalo en ti. ¿Cuántas veces un suceso desafortunado fue la ventana de oportunidad para un renacer interno? ¿Para redescubrirte? ¿Para tener mejores relaciones? ¿Para vivir con mayor consciencia?

Dejemos de creer que controlando el mundo detendremos el caos y mejor hagamos un viaje interno para ver todo lo que se tiene que resolver dentro de nosotras. Convirtámonos en esas personas que siempre se mantienen en calma y equilibrio a pesar del caos. El mismo Buda nos enseñaba que la verdadera iluminación no consiste en convertir nuestra vida en un Nirvana, sino en conservar la calma a pesar del caos exterior.

La vida es una serie de sucesos, a veces desafortunados, que vienen a reacomodar y reajustar nuestro camino. Después de que te corren, te engañan o te divorcias, se abre una ventana para asomarte a esa noche oscura del alma, sanar tus heridas más profundas y recalibrar tu GPS interno hacia una nueva y mejor versión de ti.

Suscríbete para leer la columna completa…

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.