Por Sofía Guadarrama
Estamos a unos días de que en el Vaticano se elija al nuevo Papa. Hoy en día, la figura del Papa yace prestigiosa en los cuernos de la luna. Sin embargo, no todo ha sido miel sobre hojuelas. Por ello, hoy les comparto algunos datos interesantes sobre la historia de los Papas:
La Iglesia Católica ha tenido, hasta la fecha, un total de 266 Papas, comenzando con San Pedro, como dirigente sin el cargo de Papa, alrededor del año 30 d.C. y culminando con el Papa Francisco, cuyo pontificado finalizó el 21 de abril de 2025.
Empero hay que aclarar que San Pedro no fue el primer Papa, pues entonces no había ni Papas ni Iglesia. El título de «Papa» como lo entendemos hoy no existía; sin embargo, la Iglesia Católica sostiene que Pedro sí fue el primer Papa como líder de la comunidad cristiana primitiva en Roma.
Jesús jamás designó a Simón Pedro como Papa, aunque el evangelio de San Mateo diga: «A ti te daré las llaves del reino de los cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos».
Pablo, un heleno de Tarso, combinó la religión de la salvación de origen judío con las ideas cosmopolitas y filosóficas helenísticas.
El deseo de Jesucristo era reformar el judaísmo, más no inventar una nueva religión. La separación del cristianismo como religión aparte ocurrió posteriormente, especialmente bajo Pablo y después del año 70 d.C.
Cristo no creó ni el bautismo ni la primera comunión ni la confesión ni la limosna ni el diezmo ni las indulgencias. A Alejandro I se le atribuye la institución del agua bendita en las iglesias y en las casas.
El primer cisma ocurrió en el año 251, cuando san Cornelio fue electo Papa y el obispo Novaciano se autonombró obispo de Roma.
El primer antipapa fue Hipólito de Roma, quien se opuso a los Papas Ceferino y Calixto I en el siglo III.
Tras la muerte del Papa San Marcelino alrededor del año 304, y debido a la intensificación de las persecuciones contra los cristianos bajo el emperador Diocleciano, el trono papal permaneció vacante hasta el año 308, cuando fue elegido San Marcelo I.
Durante el pontificado de Silvestre, Constantino apoyó activamente a la Iglesia, y tras el Edicto de Milán (313), el cristianismo fue legalizado en el Imperio Romano por Constantino y Licinio, y desde entonces los cristianos pudieron practicar su fe abiertamente. Constantino promovió la construcción de grandes basílicas como: La Basílica de San Juan de Letrán (la catedral del Papa) y La Basílica de San Pedro en el Vaticano.
Años después de la muerte de Constantino y San Silvestre, se elaboró un documento falso conocido como la Donación de Constantino, que afirmaba que el emperador había entregado al Papa Roma y gran parte de Italia. Este documento fue utilizado por la Iglesia para justificar su poder político, aunque fue finalmente desenmascarado como una falsificación en el siglo XV.
El primer obispo de Roma en usar formalmente el título de «Papa», del griego pappas, que significa «padre», de forma documentada y exclusiva fue el Papa San Siricio, que gobernó entre los años 384 y 399.
En el año 533, el Papa Juan II, nacido como Mercurio en honor al Dios romano del comercio, se convirtió en el primer pontífice en cambiar su nombre al asumir el papado, considerando inadecuado portar el nombre de un Dios pagano. Esta práctica se convirtió en tradición entre los Papas a partir de entonces.
A León III (795) le sacaron los ojos y le cortaron la lengua por fornicar con una mujer casada, sin embargo, la Iglesia argumenta que fue por enemigos políticos. León III, quedó mudo y ciego, aún así, coronó a Carlomagno.
El Papa Formoso llegó al poder en el año 891, impuesto por Arnulfo de Alemania. Cuando Formoso murió, fue desenterrado y juzgado. Su cadáver fue colocado en la silla de los acusados y un diácono fue designado para responder en nombre del difunto. Formoso fue acusado de: haber usurpado el papado mientras aún era obispo de Porto, perjurio, y haber ejercido el cargo de obispo sin realmente tenerlo. El cadáver fue declarado culpable. Se le amputaron tres dedos de la mano derecha (los utilizados para bendecir), se le despojó de sus vestiduras papales y luego fue descuartizado y tirado al río Tíber. El Papa Romano en 897 rehabilitó la memoria del Papa Formoso, pero murió envenenado ese mismo año. Entonces, el Papa Teodoro II, en 897, gobernó la Iglesia sólo por veinte días, depuso el cuerpo del Papa Formoso, hallado en el Tíber.
Marozia, hija de Teofilacto I, un noble romano, nació alrededor del año 890 en Roma, fue amante del Papa Sergio III (904–911), con quien tuvo un hijo, que más tarde se convertiría en el Papa Juan XI, quien fue papa bajo la tutela de su madre. Además, a Marozia se le atribuye influencia directa o indirecta en la elección de hasta 6 Papas.
Alberico II de Spoleto, segundo hijo de Marozia, gobernó Roma de facto como «Príncipe y senador de todos los romanos» desde 932 hasta su muerte en 954. Alberico II de Spoleto controló el papado como si fuera un poder hereditario familiar, aunque él no asumió el cargo. Encarceló a su madre en el castillo de San Ángelo con su otro hijo, el Papa Juan XI por casi 22 años. Designó a su propio hijo Octaviano, de 18 años, como Papa, en el año 955, el cual adoptó el nombre de Juan XII, y quien convirtió el palacio de Letrán en un centro de orgías y corrupción sexual. Mantuvo relaciones sexuales con múltiples mujeres, incluyendo supuestamente con la viuda de un noble y con su propia sobrina. Se dice que brindaba por el diablo, jugaba a los dados en público y blasfemaba abiertamente.
El Papa Sergio IV, elegido en el año 1009, cambió su nombre porque de nacimiento fue bautizado como Pietro Martino Buccaporci y según la tradición de la Iglesia “Pedro sólo hay uno”. Desde entonces, ningún pontífice ha vuelto a tomar ese nombre.
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