Por Sofía Guadarrama Collado
FONDEN nació como nacen los recuerdos de una infancia herida: marcada por la memoria sísmica de 1985. El Fondo de Desastres Naturales (FONDEN) fue, en su momento, el intento más decoroso del Estado mexicano por no quedar como espectador pasmado ante la fragilidad humana frente a los embates de la naturaleza.
En 1996, México decidió que no bastaba con llorar a sus muertos; hacía falta un fondo que pudiera abrazar a los que lo pierden todo. Fue también una crónica del país que siempre llega tarde, pero con uniforme nuevo.
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