Por Sofía Guadarrama Collado

Voy a ser brutalmente honesta: desde el primer rumor sobre el escándalo de Fátima Bosch algo me olió a podrido. Me negué a escribir una sola línea, incluso cuando la coronaron y después, con la curiosidad de quien paga por ver, me senté a esperar el desenlace. No me equivoqué: mi olfato fue certero. Lo que ocurrió no es una novela, es esperpento. Una farsa surrealista manchada de huachicol y delitos menores, disfrazada de epopeya. Aquí comienza mi reseña:

PRIMER ACTO

Hay algo profundamente kitsch, casi deliciosamente vulgar, en el espectáculo de la belleza manufacturada. Pero lo ocurrido en Tailandia con Fátima Bosch y el certamen de Miss Universo trasciende la mera frivolidad del glitter para adentrarse en los terrenos de la farsa.

SUSCRÍBETE PARA LEER LA COLUMNA COMPLETA...

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.