Por Sofía Pérez Gasque Muslera 

El 28 de diciembre es una fecha que, más allá de ocupar un espacio en el calendario, está cargada de historia, tradición y una buena dosis de humor. En muchos países de habla hispana se celebra el Día de los Santos Inocentes, una festividad que, aunque tiene un origen profundamente trágico, ha evolucionado con el tiempo hasta convertirse en una jornada de bromas, travesuras y participación colectiva. Mientras las inocentadas circulan en la vida cotidiana y en las redes sociales, la historia detrás de esta fecha invita a reflexionar sobre su significado y sobre el papel cada vez más visible que las mujeres desempeñan en esta tradición.

El origen del Día de los Santos Inocentes se remonta a un episodio bíblico narrado en el Evangelio de Mateo: la orden del rey Herodes de asesinar a todos los niños menores de dos años en Belén, ante el temor de perder su trono frente al nacimiento del llamado “Rey de los Judíos”. La llamada Matanza de los Inocentes fue, durante siglos, un día de luto y recogimiento dentro de la tradición cristiana, un recordatorio de la crueldad del poder ejercido sin límites.

SUSCRÍBETE PARA LEER LA COLUMNA COMPLETA...

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.