Por Sofía Pérez Gasque Muslera 

En un mundo que se mueve cada vez más rápido, el liderazgo dejó de ser solo cuestión de jerarquía o título. Ahora se trata de adaptabilidad, visión, empatía, colaboración y agilidad para aprender. Esto lo muestra un reciente post en LinkedIn que advierte sobre “las 5 habilidades críticas que todo líder necesita”. Pero si trasladamos este análisis al liderazgo femenino en la economía y la empresa, surgen preguntas más profundas: ¿estas habilidades están siendo reconocidas, valoradas y promovidas en las mujeres que lideran? ¿O siguen siendo terreno de hombres aunque el discurso diga lo contrario?

Una de esas habilidades clave es la inteligencia emocional y la empatía. En entornos corporativos dominados por métricas, productividad y automatización, muchas líderes mujeres destacan por su capacidad para conectar, sostener equipos, anticipar cambios organizacionales e integrar diversidad en la toma de decisiones. Esto no es suave ni “blando”: es estratégico. Numerosos estudios confirman que los equipos dirigidos con inteligencia emocional logran mejores resultados en innovación, retención de talento y resiliencia ante crisis.

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Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.