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Por Sofía Pérez Gasque

En el dinámico paisaje laboral contemporáneo, las mujeres siguen enfrentando desafíos persistentes en su búsqueda de igualdad y crecimiento profesional. A pesar de los avances significativos en la promoción de la diversidad y la inclusión, los estereotipos de género arraigados y los prejuicios sutiles continúan obstaculizando el progreso de las mujeres en el lugar de trabajo. Desde la percepción de que las mujeres son inherentemente menos competentes hasta la tendencia a asignarles roles más comunitarios en lugar de posiciones de liderazgo, las mujeres se enfrentan a una serie de barreras que limitan su capacidad para avanzar en sus carreras.

Un estudio reciente llevado a cabo por investigadores de la Academia Naval de EE. UU. arroja información sobre la persistencia de estos estereotipos de género en el ámbito profesional. Analizando las evaluaciones de pares de más de 4 mil estudiantes, el estudio reveló que, si bien hombres y mujeres recibieron números similares de atributos descriptivos positivos, las mujeres fueron objeto de más atributos negativos, los cuales tendían a ser predominantemente femeninos en la naturaleza. Este hallazgo sugiere que las mujeres líderes son a menudo evaluadas a través de un lente de incongruencia de estatus, donde se las percibe como menos competentes y menos adecuadas para roles de liderazgo en comparación con sus contrapartes masculinas.

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.