Por Sonia Garza González
La expresión "lo que no se nombra no existe" enfatiza la importancia del lenguaje en la construcción de la realidad y la visibilidad de cosas, personas o conceptos.
Ha tomado mucho tiempo para que haya consenso en la idea de que nombrar algo, ya sea una persona, un grupo social o un problema, significa reconocer su existencia y otorgarle un lugar en la conversación pública y en la comprensión de la realidad.
Más allá de los debates de lingüistas ortodoxos, el lenguaje además de describir la realidad, también la construye, porque al nombrar algo, tal vocablo y significado se integran a nuestra forma de pensar y de entender el mundo.
Los estudios de género han arrojado luz sobre las múltiples barreras que enfrentan las mujeres en el ámbito productivo. Aunque los avances en derechos civiles, acceso a la educación y participación laboral son innegables, persisten mecanismos estructurales que limitan el progreso económico de las mujeres. A menudo, estas barreras se describen mediante metáforas que capturan de forma poderosa la experiencia femenina en el mundo laboral: techo de cristal, suelo pegajoso, escalera rota, paredes de cemento y otros tantos. Estos conceptos nos invitan a reflexionar críticamente sobre cómo se reproducen las desigualdades en los espacios económicos y qué estrategias pueden contrarrestarlas.
Techo de cristal hace referencia a esas barreras invisibles que impiden a las mujeres llegar a los puestos de mayor poder y toma de decisiones, pese a tener la preparación y experiencia necesarias. Suelen ser más sutiles que las discriminaciones abiertas. Se manifiestan en redes de contacto excluyentes, dinámicas laborales que premian la disponibilidad total (lo que penaliza a quienes ejercen tareas de cuidado), y normas culturales que perpetúan la idea de que el liderazgo es territorio masculino. Cuando las mujeres logran romper este techo, muchas veces lo hacen bajo un escrutinio mucho mayor que sus colegas hombres, enfrentando una presión constante por demostrar su valor y representar “a todas las mujeres”.
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