
Por Sonia Serrano
Si la solución que acordaron el gobierno de Jalisco y el federal para dotar de más agua a la Zona Metropolitana de Guadalajara fuera un tubo, tendría demasiadas fugas.
¿Este tubo sirve? Sí. Por lo pronto, permitió resolver dos puntos esenciales de una agenda muy complicada: llevar más agua a una ciudad que crece sin control y, por otro lado, que no desaparecieran tres poblados: Temacapulín, Acasico y Palmarejo.
Pero si nos ponemos a revisar detenidamente el tubo, empezaremos a encontrar esas fugas que significan los problemas no atendidos, en parte por la prisa que tienen el gobernador Enrique Alfaro Ramírez y el presidente Andrés Manuel López Obrador de contar con una carta política para acreditar que resolvieron un problema.