Por Stephanie Henaro Canales
La paz no es neutral. La democracia tampoco. Y la sororidad, cuando es verdadera, no pide pasaporte ni filiación partidista.
Apuntes desde Café Colón.
Ana Corina levanta el diploma del Nobel en Oslo y lee las palabras de su madre en presente, mientras María Corina sigue siendo prófuga de su propio país. En México, la escena se resume en dos palabras desde Palacio Nacional: “sin comentarios”. Entre ese podio y ese silencio cabe la brecha moral de América Latina.
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