Por Susana Moscatel
Hace pocos días nos encontrábamos, como muchos turistas mexicanos suelen descubrirse cuando van a Estados Unidos, adentro de una sucursal de Target, un excelente lugar para cumplir con los compromisos de regalos y detalles para quien nos espera en casa. Nos dirigimos, guiados por un arcoíris que destacaba sobre otros mostradores, a la zona denominada “Pride” y nos divertimos mucho eligiendo distintas cosas que queríamos llevar para seres amados, entre ellos una bolsa negra con los colores habituales de junio, un par de camisetas y un jumpsuit de shorts que también parecía pertenecer a la misma colección, negro con un arcoíris que formaba la palabra “PRIDE”.
Después de perder un buen rato más eligiendo chunches, nos dirigimos a la caja, donde muy amablemente nos empezaron a cobrar las cosas una por una. Hasta que de pronto la pantalla de la chica que nos ayudaba se puso en colores rojos y apareció la leyenda de “DO NOT SELL”. Prohibido de vender. Era el jumpsuit, lo demás ya había pasado. Muy apenada y francamente un poco asustada en apariencia, la cajera nos dijo que esa mercancía no debería haber estado desplegada porque habían hecho un “recall” o en otras palabras, habían quitado, en teoría, toda la ropa de ese diseñador desde esa semana.