Por Susana Moscatel
No he dejado de comentar lo extraordinaria que me parece la serie documental de Diego Enrique Osorno sobre el trágico caso del asesinato de Paco Stanley. Para quienes estuvimos presentes en ese periodo de la televisión y la política en México es casi una confrontación con nuestros propios fantasmas, lo que vimos, lo que no quisimos ver, y sobre todo un aprendizaje brutal de cómo las cosas no son como parecen nunca en un inicio.
El Show: Crónica de un asesinato duele. Duele porque ese México “violento”, cuando comenzaba la transición del poder, cuando comenzaba la competencia de las televisoras con todos los intereses políticos que estas traían consigo y las consecuencias devastadoras para tantos, es una lección que no debe quedarse en el morbo. El trabajo de Diego siempre ha sido ejemplar, y aquí, dándole espacio a ciertas voces que no se hubiesen usado antes para entender todo lo que pasaba alrededor de ese fatídico hecho, es absolutamente esclarecedor. Lo sé porque lo viví en las periferias. El último cuarto de siglo en nuestro país puede ser leído de diversas maneras. Algunos se quedarán en el Gallinazo. Otros comprenderán que la mayoría de los personajes que hicieron que ardiera la tierra en esos tiempos, ahí siguen. Haciendo muchas de las mismas cosas.