Por Thelma Elena Pérez Álvarez*
La evidencia que integrantes de la iniciativa europea de lucha contra la desinformación Eurovision News Spotlight expusieron sobre el pago de 42 millones de euros del gobierno de Israel a gigantes tecnológicos como Google, YouTube y X (antes Twitter), así como a grupos de presión, influencers y celebridades en favor de Israel para intentar moldear la narrativa sobre el genocidio cometido contra la población palestina en la Franja de Gaza, no es únicamente una táctica de relaciones públicas y propaganda: es una muestra de la falacia que supone el concepto de internet como territorio neutral.
La neutralidad de internet se argumenta en la promesa básica de integrar una esfera pública digital libre y justa, donde la información fluya sin la intervención de entidades que gestionan su infraestructura. No obstante, cuando un gobierno invierte millones de euros para obtener influencia dentro de redes sociodigitales y plataformas, la red deja de ser un canal de comunicación y se convierte en un agente que activa mecanismos de persuasión y algoritmos para interceder en la difusión de narrativas.
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