Por Thelma Elena Pérez Álvarez*
A propósito de la proclamación reivindicativa sobre las mujeres que nos dieron patria, las heroínas anónimas y las mujeres migrantes e indígenas del primer grito de independencia de la Presidenta, conviene recordar que con lo simbólico no alcanza, porque una cosa es el discurso y otra es la realidad. Es apremiante que el gobierno del segundo piso de la cuarta transformación aplique la congruencia redistributiva para que niñas y mujeres accedan a una vida libre de violencia.
Si hablamos de heroínas anónimas, mencionemos a las mujeres buscadoras que la Presidenta no nombró y sobre quienes organizaciones como Amnistía Internacional advierten sobre la crisis de más de 128,000 personas desaparecidas y no localizadas en México, y de 2011 a la fecha, el asesinato de al menos 30 familiares de personas desaparecidas, de las cuales 16 son mujeres.
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