Por Yohali Reséndiz
¿Qué es lo que pasa por la mente y corazón de un padre de familia cuando decide tocar sexualmente a un hijo?
Y ¿qué sigue en la mente de ese mismo padre cuando su hijo valientemente lo señala y él como padre se aferra a hundirlo por ser denunciado?
¿Acaso los padres que se convierten en agresores sexuales son incapaces de comprender que después de una violencia tan grave lo que enfrentarán en un tribunal de justicia no es con la sociedad, ni con su ex pareja sino con sus hijos?
¿Qué siente un padre convertido en agresor cuando se refleja en la mirada de sus hijos donde ya no hay admiración, ni respeto ni amor?
¿Por qué les cuesta aceptar que al no respetar a sus hijos, a su familia entera, esa imagen de padre tras una agresión, ésta se romperá en un millón de fragmentos que nunca volverá a pegarse?
¿Por qué se empeñan en una batalla legal que quizá ganen con astucia y mentiras y al mismo tiempo pierden el hogar donde algún día fueron felices, amados y respetados?
La figura paterna deja de existir en positivo y se convierte en un lastre… Bien harían en asumir su falta y lo menos que podrían hacer es dejar de herir todo aquello que tocan…
Esta columna hoy cede espacio a Regina Seemann en espera de que las palabras resuenen en la conciencia de un hombre al que amó y un día decidió compartir la vida con él; juntos construyeron un hogar con hijos maravillosos, valientes, valiosos, importantes, a quienes hoy lastima de la manera más cruel y violenta. Aquí su mensaje:
Guillermo:
Debes saber que tú pelea no es conmigo… Hoy, tú pelea es contra tus hijos.
Ese odio, rabia, coraje, que hoy me tienes y me señalas como la peor de las enemigas, no es así porque olvidas que fui tu esposa, tu compañera y tu amiga.
Si, Guillermo, tuvimos muchos años buenos, con amor, con miles de risas.
Haciendo memorias primero los dos, después los tres y finalmente los 5.
Te admiré, te acompañé hasta que la vida nos va poniendo enfrente situaciones que nos abren los ojos. Y hoy no es necesario escribirte todo lo que me abrió los ojos, -muchas lo vivimos-, y reaccionar más allá del dolor físico, de las heridas permanentes que me quedaron en el alma, el miedo con el que vivo todos los días y lo duro que estoy trabajado para reconstruir a esa Regina rota.
Construirla ya no para ti, sino para mí porque es necesario estar completa porque tengo una razón poderosa, pura, y sagrada en mi vida que son mis hijos.
Por ellos, abrí los ojos y voy a protegerlos aunque la lucha quieras volverla complicada, larga, tediosa, dolorosa...
Jamás pensé que fueras capaz de hacer tanto daño y provocarnos tanto dolor.
Hoy, me hicieron una pregunta que me rompió y terminé en llanto por horas y lo que me preguntaron es:
Regina: ¿Qué harías si tuvieras solo un año de vida con tus hijos?
Y llegué a la conclusión de que no me permitiré perder lo más valioso que tengo en esta vida y que es el tiempo que comparto con mis hijos mientras que tú buscas arrebatarnos la calidad de las horas en una batalla legal en la que buscas protegerte y limpiar tu imagen y tu nombre sin que lo merezcas.
De esa pregunta vinieron tantas preguntas y sorprendentemente tuve respuesta para todas y concluí que no cederé más de mi tiempo junto a ellos.
Por más que quieras arrebatarnos nuestros momentos, nuestros bailes en la cocina, las actividades de arte, nuestro huerto, el explorar, leer, jugar, crear y aprender todos los días algo nuevo. Hoy te digo que eso, ni tú, ni nadie nos lo va a quitar.
Así que sí me llegara a quedar un año de vida junto a mis hijos, voy a darles a cada uno de los tres, mi amor y mi respaldo, voy a fortalecerles ese corazón tan grande y especial que tiene cada uno a su manera.
Voy a seguir nuestra práctica japonesa de llenar las grietas con oro hasta que seamos una obra de arte espectacular y que esas heridas que nos causaron tus acciones nos den la fuerza para salir adelante y sanar.
No es tarea fácil, hemos pasado por todas, pero estamos juntos.
Tenemos nuestro santuario que hoy más que nunca es nuestro solo nuestro.
Así que seguiremos juntos en nuestro huerto en construcción, juntos con la responsabilidad y cuidado de nuestros animales que tanto amamos. Juntos en cada baile en la cocina celebrando cada vez que tengamos algo importante o quizá cuando estemos tristes y necesitemos levantarnos el ánimo.
Estaremos juntos buscando nuevos aprendizajes para que mis hijos no olviden seguir amándose a sí mismos, se respeten, se admiren entre sí y se acepten tal cual son.
Voy a fortalecerlos para que eleven su voz sin miedos y sean congruentes en su pensar y actuar y tengan tiempo para escuchar y ayudar al de al lado.
Voy a continuar reforzando en mis tres hijos que juntos somos invencibles y que los lazos invisibles de amor y respeto que los unen nada ni nadie los puede romper.
Deseo que puedan verse a través de mis ojos y logren mirar todas las cualidades y bondades que tiene cada uno y aún abatida por la situación sacaré la fuerza necesaria para repetirlo cada día, fundida en un abrazo y besos.
Trabajaré sin cansancio para que mis tres hijos no pierdan la capacidad de asombro, de admiración por los detalles, de comerse al mundo y que aprendan desde la admiración, el vuelo de cada mariposa como única, cada flor como espectacular y en cada paisaje la magia.
Mi trabajo como madre hoy más que nunca es más dedicado y hoy más que nunca estaré preparada con el corazón y con toda congruencia con lo que pienso y hago.
Todos los días seguiré diciéndoles a ellos que no cambiaría absolutamente nada del camino que me ha llevado a tenerlos conmigo.
Y que son los tres mi más grande tesoro y misión de vida.
Que el escucharlos, verlos, saberlos, voy a creerles siempre y voy defenderlos hasta mi último aliento, como mamá dragón.
Guillermo: no sé si sepas que la violencia continua y severa cambia las conexiones cerebrales y desregula nuestro sistema nervioso pero el amor también hace lo mismo y eso exactamente es lo que yo les puedo ofrecerles cada minuto de mi vida.
Últimamente me enfoco en decirles que todo en la vida tiene dos lados y mucho depende de la actitud que le pongamos.
Ellos son mis grandes maestros de vida, cada uno en una forma tan particular e irrepetible y estoy orgullosa de quienes son y emocionada de ver en lo que se van a convertir.
Guillermo: alguna vez te amé y como resultado llegaron mis tres motores de vida.
No supiste separar nuestros problemas y esa furia, esas heridas y ese enojo cuando ya no lo podías depositar en mí, lo depositaste en ellos.
NADA absolutamente NADA te da el derecho para atormentar, violentar, abusar, y romper a un menor y a sembrar miedos.
Nuestra obligación como padres es ser nuestra mejor versión con ellos, ¿recuerdas tu explicación de la evolución con los hijos?
¿El cortar el camino que ya nos tocó recorrer a nosotros?
Hoy, de manera consciente lo que estás cortando es su infancia... y lo que más me duele es que no importa todo lo que yo haga con paciencia y amor porque lo que tú les estás haciendo no lo voy a poder borrar del todo.
No anules su voz, no anules sus sentimientos por más que te duela...
Hoy encuentro la fuerza de mil mujeres en mí, llevo la promesa de que obtengan su paz y no me voy a doblar por más carpetas falsas, videos, por más estrategias en las que me expongas.
Hoy, después de una crisis que me ha partido en mil pedazos, quiero y me aferro a la esperanza de que es tiempo de mujeres, que nos van a dar voz y justicia.
Que la voz y vida de mis hijos vale mucho más que un puesto político. Su paz vale más que el dinero y más que el poder.
Quiero creer y confío en que la autoridad va a hacer lo correcto al escuchar su voz.
Deja de exponerlos a más dolor y déjanos por favor, reconstruirnos con todo el amor y paciencia que necesitemos para volver a sonreír.
Ojalá que quienes están levantando las manos para bloquear la aplicación de la ley con su poder, no olviden que esas leyes fueron hechas para proteger a los menores y garantizarles una vida libre de violencia...
En mi situación en este país, hay miles de madres y no vamos a descansar hasta recuperarles la paz a nuestros hijos.
Estoy segura de mi labor como mujer y madre y si de verdad, tus amenazas son ciertas, mi tiempo está contado... pero a mis hijos no les va a faltar el ejemplo de lo correcto: el amor, la paz y la capacidad de reinventarse.
La sociedad tiene la gran tarea de pensar en el futuro de sus hijos y lo que les estamos enseñando...En meses los míos a su corta edad, aprendieron a decir: NO MÁS. NUNCA MÁS.
Regina Seemann
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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