Por Ana Cecilia Pérez
Un ataque cibernético dejó incomunicadas —o con sus comunicaciones gravemente degradadas— a más de 60 buques petroleros y de carga iraníes. No fue un error técnico: los atacantes lograron acceso administrativo a los terminales satelitales a través de un proveedor y, según el investigador independiente Nariman Gharib, borraron registros, configuraciones y hasta las particiones de recuperación. El resultado: sistemas que no podían repararse de forma remota, obligando a intervenir manualmente en cada barco.
El colectivo que se atribuyó la operación, Lab-Dookhtegan, es conocido por exponer a hackers estatales iraníes desde 2019. Esta vez golpeó a dos navieras sancionadas por Estados Unidos, NITC e IRISL, y aprovechó el eslabón más débil: Fanava, un proveedor que daba servicio de comunicaciones satelitales. Una sola pieza vulnerada y el efecto dominó se extendió a toda la flota.
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