Por Cristina Gutiérrez Salman
La madrugada del 8 de agosto, el gabinete de seguridad israelí aprobó un plan presentado por el primer ministro Benjamín Netanyahu para intensificar la guerra y ocupar la ciudad de Gaza como un primer paso de un proyecto que tiene como objetivo tomar el control total de la Franja. El plan, aprobado por mayoría, mas no por unanimidad, representaría el desplazamiento forzado de más de un millón de personas que viven refugiadas en Ciudad de Gaza, la capital de la franja y donde, hasta ahora, el ejército israelí no había operado. Actualmente, Israel controla 75% del territorio de la Franja de Gaza y considera zona militar el 88% del enclave; la expansión aprobada el viernes llevaría la ofensiva al 12% restante, donde vive la mayoría de los dos millones de gazatíes bajo condiciones cada vez más precarias. Según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), los más de dos millones de habitantes de la Franja de Gaza han soportado niveles de desplazamiento sin precedentes desde octubre de 2023, con muchas familias obligadas a abandonar sus hogares más de una vez.
Las reacciones a esta decisión del gobierno israelí no se hicieron esperar, y un creciente número de países y organizaciones humanitarias han manifestado su rechazo al plan, considerando que la expansión de la ofensiva israelí hacia el reducido territorio donde vive hacinada la mayoría de la población tendría consecuencias catastróficas, con un aumento en las muertes de civiles y un agravamiento de la crisis humanitaria existente. Tanto las Naciones Unidas como los gobiernos de países como Reino Unido, España, Francia y Países Bajos criticaron duramente la decisión del gobierno de Netanyahu, al mismo tiempo que Alemania, quien se había mantenido como fiel aliado del Estado hebreo, anunció la suspensión de las exportaciones de armas a Israel que puedan ser usadas en la Franja de Gaza. En los últimos meses ha aumentado considerablemente la indignación internacional por la situación de hambruna que Israel ha provocado en Gaza y por los asesinatos de cientos de personas en los escasos puntos de reparto de comida.
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