Sexo perfecto, crónica de un desastre anunciado

La despersonalización es un factor que nos impide encontrar plenitud incluso a la hora del sexo.

Sexo perfecto, crónica de un desastre anunciado
Edelmira Cárdenas
Por Edelmira Cárdenas
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Uno de los problemas con los que nos encontramos las personas a diario en esta sociedad es un mensaje con el que constantemente nos están bombardeando: no seas tú. La despersonalización es un factor que nos impide encontrar plenitud incluso a la hora del sexo. Y ¿por qué digo a la hora del sexo? Porque nos venden la idea del “sexo perfecto”.

La personas no somos perfectas, esa es una realidad; pero lo que nos cuesta creer es que así como los humanos no son perfectos tampoco la sexualidad tiene que serlo. Lamentablemente, la actividad sexual se ha convertido en una tarea que hay que cumplir y se olvida que es un ejercicio de intimidad y de gozo. He conocido a muchas personas que, teniendo un grave problema de autoestima, dicen que no podrán gozar o tener pareja hasta que tengan un cuerpo de fantástico; hay otras personas que necesitan que su pareja les lea la mente para encontrar las terminales nerviosas adecuadas para que las lleve al límite (casi imposible de lograr sin la comunicación adecuada). Lo cierto es que si te esperas a la perfección para llegar a gozar del sexo quizás nunca llegues a gozarlo del todo.

El dilema suele ser que buscando el sexo perfecto podemos llegar a perder, incluso, la oportunidad de disfrutar una ocasión perfecta. Conocí a una mujer (segura de sí misma y exitosa) que a todos sus parejas le encontraba un pero ya fuera mental, espiritual o físicamente tanto en los lugares cotidianos como en la cama: “que sus gestos”, “que sus opiniones”, “que su manera de expresarse”. No intento decirte que vayas en contra de tus gustos, eso sería una tontería. Más bien deseo dirigirme hacia aquellas que pretenden encontrar “vacas sagradas” pero que precisamente su queja es que eso sagrado es una vaca, hacia aquellos que normalmente le miran o miran en sí mismos el punto negro de la sopa.

Cuando al principio tocaba la palabra “despersonalización”, me refería a que a veces por buscar una falsa idea de mejorarnos a nosotras mismas o a los otros solemos llegar a arruinar lo que ya estaba bien y aparte con el peligro de dejar ser quienes somos. Tú y las otras están bien como están, puedes gozar del sexo y todo lo que tiene así tal cual eres. No busques escalar montañas sólo por llenar expectativas que pudieran llegar a ser más sueños del resto del mundo que fantasías propias. Sí, mejora y vive más intensamente tu vida sexual en función de tu crecimiento personal y la plenitud que buscas (ya sea sola o con tu pareja), pero no para dar gusto a los demás; creo que es importante recalcar que una persona que vive para hacer feliz al resto de la humanidad vivirá en un lugar donde todos tendrán por satisfechos sus gustos pero quizás sin gustos para ella.

No te azotes buscando perfección donde quizás nunca la habrá, mejor dedícate a aceptar lo que la naturaleza te ha dado y verás que esas son las mejores herramientas para generar un inmenso placer cuando eres realmente tú. Te garantizo que cuando dejas de practicar el  sexo sólo como en un acto perfecto, te encontrarás con la maravillosa posibilidad de vivir tu sexualidad más hacia la  sensación de conexión, de juego y de renovación. Recuerda que tu sexualidad es un instrumento de placer, no una herramienta de tortura.

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@sexualmenteedel

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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