Por Edelmira Cárdenas
La sexualidad es un aspecto humano del que se sabe poco, aunque cabe aclarar que ha sido estudiado intensamente a partir de los últimos 50 años. Esta intensidad ha sido paulatina, no sin sus grandes dificultades para avanzar, y lo irónico es que entre más se sabe de ella más se descubre que es más lo que se desconoce que lo que se conoce. Dentro de los grandes misterios se encuentra la pregunta de: ¿por qué algo nos genera atracción? ¿Por qué me causa excitación eso que me atrae? ¿A qué se debe que tal o cual persona me parezca bella?
No cabe duda que para contestar los puntos anteriores, debemos de remitirnos a hablar sobre tres factores: biológico, psicológico y social. Lo que sorprende acerca de estos puntos es cómo se ha descubierto en qué medida la sociedad sí influye para que algo me parezca bello, por ejemplo: en la antigua Roma era de lo más normal que un hombre se casara con una mujer y tuviera hijos, aunado a ello era muy común que no por ello se dejara de tener gusto por otros muchachos; también es bien sabido que en el antiguo Egipto tanto hombres como mujeres se maquillaban no sólo para fines de salud, sino de estética. Así se puede mencionar muchos ejemplos, lo cierto es que hasta el día de hoy la sociedad y su cultura marcan pautas de belleza que afectan en gran medida nuestra sexualidad.