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Por Edmée Pardo

Me caen mal los volantes impresos a todo color que se acumulan en el buzón para vender, la mayoría de las veces, asuntos que no son de mi interés. Pero algo hay  en el colorido que termino hojeándolos, enterándome de esa oferta increíble que no es para mí. Ahora, esos volantes también llegan por mensaje al celular, a las páginas de navegación en la red, a media proyección de un video de youtube, los peores son los que se reenvían a los chats con la mejor oferta de un filtro de agua o de un curso.  La mayoría son publicidad, pero algunos, los menos, son información valiosa. ¿Cómo distinguirlos? Si yo supiera aquí mismo les diría. Creo que una pista es la sobriedad de colores. Fue por eso que me detuve en un tríptico que llegó al buzón del edificio donde vivo anunciando un proyecto inmobiliario.  No versaba sobre la venta de departamentos u oficinas que ahí van a construirse, sino sobre las juntas informativas de lo que sucederá en la esquina de mi casa en los próximos 7 años. No sé si son con el fin solamente de advertirnos o de causar pánico para que corramos en el tono sálvese el que pueda. Es la primera vez que me topo con un proceso así y es que cuando las obras son de enorme magnitud, 150 mil metros cuadrados en este caso, parte del proceso incluye la consulta vecinal. 

  Se trata de la construcción de uso múltiple, centro comercial con cines, oficinas, hotel y departamentos para la vivienda. Del tamaño de una cuadra, once pisos hacia abajo y 16 para arriba. Un proyecto que durante los siete años que esté la construcción, traerá a mi esquina 7,500 trabajadores al día. No hablemos del tráfico  porque además hablan de cambiar el sentido de las calles, el ambulantaje que generará, y lo inseguro que se vuelven las viviendas cercanas a construcciones grandes. ¿Y el agua? El suministro y el manto freático. Estamos en una escasez de agua tremenda, a horas del día cero para que no haya agua en la Ciudad de México, el drenaje está rebasado y en época de lluvias las coladeras son fuentes  de aguas negras. ¿Cómo pueden autorizar estos proyectos? Porque autorizado ya está, la única instancia  que puede detenerlo es la  Secretaría de Medio Ambiente de la Ciudad de México.

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.