Por Fátima Masse
Entre redes sociales y crisis de diversos tipos, las adolescencias de hoy no la tienen fácil. Adolescencia, la serie inglesa de Netflix que se convirtió en todo un fenómeno, lo deja claro.
Spoiler alert: esta columna podría arruinarte la experiencia si aún no la has visto.
Esta miniserie analiza en cuatro capítulos las motivaciones y circunstancias de Jamie, un niño de 13 años acusado de apuñalar a muerte a Katie, su compañera de clase. Cada capítulo muestra una óptica diferente que te lleva a sacar tus propias conclusiones.
Adolescencia está muy bien hecha, es densa y te deja pensando por días. Tal vez el choque es mayor para quienes tenemos hijas e hijos que están por llegar a esa edad complicada en la que buscarán romper con lo que han aprendido para definir quiénes son.
La serie se puede analizar desde muchos ángulos, pero el que a mí me llamó más la atención es el de la masculinidad en crisis. Jamie es un joven profundamente inseguro, que no se cree hábil, ni inteligente, ni atractivo. Situación que confirma con el hecho de que las mujeres de su grado no le hacen caso.
En el tercer capítulo, Jamie se muestra vulnerable y le cuenta a la psicóloga que Katie sufrió acoso cibernético cuando un compañero distribuyó fotos de ella sin ropa. Ese momento le pareció a Jamie ideal para invitarla a salir, pero ella se negó y lo molestó peor a través de emojis en Instagram que lo acusaban de ser “Incel” (lo que se entiende como “involuntariamente célibe”). Esto lo hirió profundamente, y pareciera ser la justificación detrás del asesinato de Katie.
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