Document
Por Gabriela Andrade Gorab*

¿Son nuestros pensamientos, nuestros recuerdos, los afectos? ¿O más bien, una serie de códigos invisibles que nos atraviesan sin que lo sepamos?

Vivimos entre códigos. Algunos nos preceden, otros nos suceden. Están en el ADN que nos compone, en las estructuras matemáticas que sostienen los algoritmos, en los patrones geométricos que rigen la naturaleza, en las leyes no escritas de la historia y en las vibraciones invisibles que atraviesan nuestro cuerpo cuando escuchamos música o cuando amamos- y de eso va la actual exposición CÓDIGOS del artista Ernesto Ríos  la cual tengo el gusto de fungir como curadora; la muestra nos invita a mirar todos estos lenguajes secretos no como abstracciones lejanas, sino como fuerzas vivas que modelan lo que somos.

Ríos fusiona arte, ciencia, tecnología y memoria, y con ello traza una narrativa visual que nos conecta con lo esencial y lo estructural. Nos recuerda que lo que hoy llamamos “realidad” es el resultado de sistemas interconectados: simbólicos, biológicos, informáticos, espirituales. 

El arte se vuelve entonces una forma de arqueología contemporánea, una excavación estética de los lenguajes ocultos que sostienen al mundo.

Desde las primeras civilizaciones, la humanidad ha creado códigos para sobrevivir, para comunicarse, para otorgar sentido. El lenguaje cuneiforme de los sumerios, los glifos mayas, los ideogramas de las antiguas dinastías chinas, los códices mexicas, los tratados filosóficos de la Grecia clásica, las partituras barrocas, el sistema binario: cada uno responde a la necesidad profunda de organizar el caos.

Cada época ha estado atravesada por una obsesión por codificar lo inabarcable. Porque codificar también es un acto de poder: quien controla el lenguaje, controla la interpretación del mundo. En estas estructuras invisibles se entretejen narrativas, identidades y verdades. Decodificarlas es un ejercicio crítico y, a la vez, una forma de resistencia.

Hoy vivimos una era donde los códigos no solo explican el mundo, sino que lo producen. 

Algoritmos que definen lo que vemos, redes que predicen nuestros deseos, inteligencias artificiales que imitan emociones humanas. Estamos frente a un nuevo umbral: ¿quién escribe hoy el guión de nuestra existencia?, ¿qué tanto somos autores y qué tanto somos líneas de código interpretadas por una máquina?

Pero los códigos también son memoria. Y eso es lo que hace especialmente poderosa esta exposición: la cerámica —materia ancestral que evoca ritos, manos, barro, historia— se entrelaza con estructuras digitales, creando un puente entre lo que fuimos y lo que seremos. 

En cada pieza hay un eco de civilización y de futuro, como si la obra nos dijera: “aquí estás tú, ser humano, hecho de moléculas, pero también de mitos, de datos, de memoria colectiva”.

Reflexionar sobre los códigos es reflexionar sobre la humanidad. Sobre cómo hemos aprendido a vivir juntos, a organizarnos, a soñar. Y también sobre cómo hemos excluido, oprimido, clasificado y destruido en nombre de ciertos códigos: raciales, religiosos, de género, económicos.

Lo revolucionario del arte es que puede reescribir los códigos. Puede torcer la norma, abrir nuevos significados, revelar lo que ha sido ocultado. CÓDIGOS no solo muestra, propone: una sensibilidad crítica, una conciencia expandida, una oportunidad para preguntarnos qué códigos seguimos obedeciendo sin cuestionar. Y si aún podemos —desde el arte, la ciencia, o el simple acto de observar con atención— imaginar otros nuevos.

Porque quizás, al final, la mayor libertad sea esa: reaprender a leer el mundo.

En un mundo donde todo parece cada vez más superficial, la exposición CÓDIGOS presentada en uno de los recintos culturales más importantes de México: El Centro de las Artes de San Luis Potosí mismo recinto que alberga al Museo de Leonora Carrington nos invita a mirar debajo de la piel de la realidad. No con un bisturí, sino con los ojos del arte. A través de cerámica y pintura, Ríos logra hacer visible lo invisible: esos lenguajes que nos configuran sin que seamos del todo conscientes. 

Códigos genéticos, estructuras digitales, patrones geométricos, vibraciones orgánicas… una coreografía secreta que sostiene la danza cotidiana de nuestras vidas.

Lo que me gustaría concluir es esto: aprendamos a mirar —y a ser— más allá de lo evidente y lo visible. 

Porque quizás, al final, la mayor libertad sea esa: reaprender a leer el mundo.

“That which you most need to find will be found where you least wish to look.”— Jordan B. Peterson

𝄃𝄂𝄂𝄀𝄁𝄃𝄂𝄂𝄃▄︻デ══━一/̵͇̿̿/‘̿’̿ ̿ ̿̿ ̿̿ ̿𝄃𝄂𝄂𝄀𝄁𝄃𝄂𝄂𝄃▄︻デ══━一一𒅒

Arte: 武汉 Code / Wuhan Code de Ernesto Rios

武汉 Code / Wuhan Code de Ernesto Rios, es una obra pieza única de mixta sobre tela de 200 x 200 cm realizada entre 2021–2025. Se ha expuesto en el Museo Morelense de Arte Contemporáneo Juan Soriano (2021), El Cuarto de Máquinas (2023) y actualmente en el Centro de las Artes de San Luis Potosí (2025).

SUSCRÍBETE PARA LEER LA COLUMNA COMPLETA... 

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.