Por Graciela Rojas
Con motivo de que hoy 18 de septiembre es el Día Internacional de la Igualdad Salarial, hago un llamado urgente a la acción. Porque en pleno siglo XXI, las mujeres seguimos ganando menos por el mismo trabajo y con menor acceso a puestos de liderazgo, desarrollo profesional y empleos del futuro. Recientemente, SemMéxico publicó una nota que revela que la brecha salarial entre hombres y mujeres en México aumentó más del 100% en los últimos siete años. De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del INEGI, en 2017 la diferencia promedio era de 754 pesos mensuales, pero para 2024 esta cifra se elevó a 1,636 pesos. Este fenómeno afecta especialmente a las mujeres jóvenes de entre 15 y 24 años, quienes ganan hasta 2,400 pesos menos que sus pares varones.
Los datos también nos muestran un retroceso en la participación económica de las mujeres. De 2022 a 2023, la tasa de participación laboral femenina bajó de 45.5% a 45.2%, mientras la masculina aumentó, lo que indica que no sólo hay una brecha salarial, sino también una brecha de acceso y permanencia. Las mujeres enfrentan barreras múltiples: falta de políticas de conciliación trabajo-familia, desigualdad en los cuidados y persistentes estereotipos de género. Estos factores no solo limitan su desarrollo profesional, sino que también profundizan su vulnerabilidad económica y social.
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