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Por Frida Mendoza

“Yo no me quiero ir de aquí, no me quiero ir de aquí, que se vayan ellos, que se vayan ellos…” - Bad Bunny, 2022.

Cuando en septiembre de 2022 Bad Bunny lanzó el videoclip-documental de la canción de El Apagón, como sencillo del disco Un verano sin ti, recuerdo que comenzamos a hablar en redes sociales del concepto de Perreodismo pues denunciaba lo que la gentrificación, expropiación y extracción de áreas naturales estaban haciendo en Puerto Rico. A mi parecer, la parte más pegajosa de toda la canción es la que canta Gabriela, su ex novia: “que se vayan ellos, que se vayan ellos”.

Hablar de gentrificación se ha posicionado cada vez más en nuestras agendas ya sea por un tema en tendencia en redes sociales, por una manifestación o porque la estamos viviendo nosotrxs.

Hace apenas unos días, una manifestación en Oaxaca causó revuelo: habitantes de la capital protestaron contra la gentrificación de su ciudad, el alza en las rentas y la falta de regulación tanto en estas como en plataformas de hospedaje como AirBnb. Fue la primera en su tipo y, de nuevo, los oaxaqueños hicieron hablar a las paredes con distintos mensajes en contra del despojo.

¿Cuál fue el resultado de esta protesta? Seis detenidos que ya fueron liberados y un gobernador Salomón Jara iracundo que comparó a los manifestantes con Adolfo Hitler por “promover el odio hacia los extranjeros” y “creerse una raza superior”. What? (Léase con toda la ironía)

“Que se vayan ellos, que se vayan ellos” tiene mucho sentido cuando eres tú, quien vivió toda su vida en un lugar, el desplazado por unas condiciones que favorecen a unxs por encima de otrxs. ¿Y entonces? ¿No que era odio a los extranjeros, señor gobernador? ¿No es al revés?

Vámonos a los datos: de acuerdo con la periodista oaxaqueña Lisbeth Mejía, el número de habitantes del Centro Histórico de Oaxaca ha ido disminuyendo y esto está respaldado por el Censo 2020 del INEGI que detalla que la población en dicha zona pasó de 11 mil 030 habitantes a 9 mil 544. 

¿Qué significa esto? Desplazamiento, familias que toda su vida habían habitado una región, de pronto tienen que abandonar su hogar porque ya no pueden pagar la renta ni los servicios pues la llegada de extranjeros ha encarecido los costos. Consecuencias de la gentrificación y turistificación de un lugar y en Oaxaca es más que notorio con sus establecimientos donde los menús más grandes están escritos en inglés y escuchas más ese idioma que el propio.

En junio de 2023, el cabildo de Oaxaca reconoció que junto con Puerto Escondido y Bahías de Huatulco, Oaxaca de Juárez ha sido alcanzada por la gentrificación y por lo tanto deberían implementarse lineamientos, iniciativas y medidas que mitiguen sus efectos, aunque algunas de ellas deban pasar por el pleno del Congreso local.

Y entonces, ¿de verdad es repudiable que las personas se manifiesten en favor de una regulación de las rentas y servicios como airbnb para garantizar el derecho a la vivienda y vida digna? ¿Tenemos que dejar todo en favor de “quienes sí puedan pagarlo”? ¿Hay que soportar comentarios como que la gentrificación ayuda porque “embellece” las zonas que toca? ¿Se embellece o se blanquea?

“Que se vayan ellos, que se vayan ellos”

Enero 2024 y sigo cantando esa canción y pienso en mi colonia, en la Ciudad de México, una que es conocida como “barrio mágico” y habito desde hace 31 años pero que con el tiempo las zapaterías a las que iba en mi infancia cierran y son rentadas por cadenas... y las rentas suben y suben. 

Al escribir esta columna hice una búsqueda rápida en plataformas de renta y no podía con el soponcio cuando vi que departamentos de 30 metros cuadrados están en renta por 16 mil pesos. Y los de 90 metros cuadrados en 25 mil pesos de renta más 2 mil de mantenimiento. Yo no podría pagarlo pero tal vez las personas que toman un tour por mi colonia en inglés y tomaban fotos a la tortillería que suelo ir, sí. 

Hablar de la regulación de rentas pero sobre todo de servicios de plataforma de renta sí debería estar en nuestra agenda. Me gusta vivir en la Ciudad de México, pero saber que es la ciudad más cara para vivir en Latinoamérica me preocupa también con una crisis hídrica a cuestas y la incesante duda de cómo hacerle para ahorrar lo suficiente porque cada día es más cara la posibilidad de comprar algo propio.

Lo que pasa en Oaxaca, lo que pasa en mi colonia, es lo que pasa en Querétaro, Mérida, Monterrey y muchos sitios más del país que a ojo extranjero parece un oasis por un precio bajo y lo fácil que puede resultar la evasión de impuestos. 

Y si bien, sé que la plusvalía no es la única arista de este problema y una columna no es suficiente, también sé que involucrarnos en el tema, leer y dar una cobertura que no 

solamente busque cuidar los derechos humanos, sino que se descentralice y escuche con atención los problemas en otros estados y amplificar lo que compartan. La esperanza en que sea una problemática reversible está.

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@FridaMendoza_

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