Cuerpos cansados

La realidad es que intentas conciliar el sueño entre el pasar constante de los aviones que sobrevuelan parte del territorio citadino y que conforme va entrando la noche se hacen más presentes porque la ciudad disminuye su actividad.

Cuerpos cansados
Por Jimena de Gortari

Duermes arrullada por los sonidos de los grillos y el rumor del aire polar que ha entrado a la ciudad. La realidad es que intentas conciliar el sueño entre el pasar constante de los aviones que sobrevuelan parte del territorio citadino y que conforme va entrando la noche se hacen más presentes porque la ciudad disminuye su actividad. Sumado a esto el ruido de los escapes de los coches y las motocicletas que juegan a los arrancones. La ciudad no descansa, parece haber perdido ese derecho.

Amaneces con el trino de los pájaros que ayudan a desperezarte y pensar en calma lo que será la jornada. La realidad es que se requiere afinar el oído para escuchar los trinos entre el pasar constante de un tráfico que se acompaña de cláxones de la desesperación y la prisa con la que acompañamos el día, sumado a las sirenas de las patrullas que la emplean para que se les permita su paso. Por cierto, el único momento en el que se les ve “trabajando”.