Por Lourdes Encinas Moreno
Existe un pánico moderno que nos invade cuando nos encontramos sin nada que hacer. Aparece en la sala de espera o en el transporte público. Como un reflejo condicionado, la mano busca el celular para scrollear, dar likes, responder correos. Lo que sea con tal de no enfrentarnos a ese vacío que hemos aprendido a ver como insoportable e improductivo: el aburrimiento.
Pero ese vacío es exactamente lo que necesitamos.
SUSCRÍBETE PARA LEER LA COLUMNA COMPLETA...