Por Marilú Acosta
Cuando el absurdo se torna en grotesco, urge un Amiga, date cuenta. Reflexiona y ármate de valor, porque aceptar que la realidad te rebasa y que la verdad de México es muy distinta a tuveldá, es un ejercicio dolorosísimo. No duele el alma, ni el espíritu, ni el cuerpo, ni el ser. Se duele el ego porque le atormenta saberse estúpido y por eso va a ser muy cruel contigo. Quererte, valorarte y respetarte, será una pendiente empinada. Amiga, date cuenta; es también un recordatorio que hemos visto tu inconsciencia y nos estremece tu ser anestesiado que muestra más encía dentro de tu hueca sonrisa.
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