Por Mónica Flores
Para 2030, la Generación Z representará un tercio de la fuerza laboral mundial. Nacidos entre 1997 y 2012, no se están adaptando al trabajo, lo están reinventando. Aunque a veces nos cuesta descifrarlos, ya tenemos muchas razones para estar agradecidos por los cambios que están impulsando.
¿Quiénes son?
Constanza, mi hija, es una mujer Gen Z que trabaja para una empresa. A través de ella, y de muchos colegas jóvenes en ManpowerGroup, descubro día a día cómo esta generación interpreta y vive el mundo laboral.
Nativos digitales, autodidactas, acostumbrados a la hiperconectividad, la inmediatez y a la comunicación breve y espontánea. Gracias a las redes sociales, tienen una mentalidad abierta y global, están comprometidos con causas sociales y ambientales y exigen autenticidad y transparencia en las marcas, empleadores, líderes e influencers.
Están creciendo en un ambiente profundamente incierto y dinámico, moldeado por la pandemia, tensiones geopolíticas, crisis climática, inteligencia artificial y fenómenos migratorios.
En medio de este contexto, se revelan como críticos, curiosos y disruptivos. Cuestionan lo establecido, exploran nuevas formas de vivir y trabajar, y se expresan con un lenguaje visual cargado de símbolos, emoticones y creatividad digital.
Mucho más conectados con el mundo y la naturaleza, no solo observan su entorno: lo cuestionan, lo protegen y exigen acción. Les preocupa genuinamente el impacto de nuestras decisiones colectivas y su compromiso ambiental no es una tendencia, es una convicción que guía la forma en la que consumen, trabajan y eligen dónde involucrarse.
¿Por qué están desafiando a las empresas?
Alguna vez le pregunté a Constanza cómo le gustaría que fuera su jefe, me contestó: no quiero tener uno, mi jefe soy yo.
Ellos tienen sus propias normas y valores sobre lo que significa tener un trabajo y no estamos preparados para gestionarlos.
Las generaciones anteriores viven para trabajar, los Z trabajan para vivir.
Sus ventajas competitivas:
• Dominan la tecnología
• Se adaptan rápidamente a nuevas situaciones
• Buscan constantemente adquirir nuevas habilidades
• Son empáticos con la diversidad y la multiculturalidad
• Asumen riesgos y tienen menos anclas
¿Qué esperan de un trabajo?
No quieren permanecer décadas en un mismo trabajo, son leales a sus convicciones no a una empresa. Su aspiración no es tener casa, coche, hijos… Valoran cosas que antes parecían impensables: por ejemplo, llevar la mascota al trabajo.
Debemos entender que ellos realmente son distintos, quitarnos prejuicios y dejar de juzgarnos entre generaciones.
Piden:
• Flexibilidad y autonomía: Prefieren horarios adaptables y la posibilidad de trabajar de forma remota; nada de micromanagement, que sean medidos por resultados, no por presencia.
• Propósito: Les gusta entender cómo impacta su trabajo en la misión de la organización, pero más allá de eso, cómo la empresa transforma vidas y comunidades.
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