Palabras de mi abuela: “échele chingazo”

Renee OC

Soy mujer, soy joven, soy ASPERGER. Muchas condiciones, que en este país lo ven como tragedia. El bullying ha sido parte de mi vida, desde niña hubo rechazo y agresión por mi condición especial. La  indiferencia de mis compañeros, así como la actitud de sus madres, me entristecía. Fue horrible salir de la escuela y ver  que enfilaban a los niños hacia su camioneta, y que yo era  la única en no ser invitada a sus reuniones. Sin embargo, el amor y atención de mi familia hacía que mi vida fuera normal y feliz. Desde pequeña soñé con ser cantante de teatro musical, siempre vestida de personajes, maquillajes y pedrería. La fantasía e imaginación fueron mis mejores aliados en mi niñez. Mi habilidad para tener buena memoria me hacía aprender los diálogos y las películas de forma inmediata. El mejor momento  era cuando se abría el telón, me paraba en el escenario, Justo en esos segundos las miradas eran para mí, no había crítica, ni burla, solo silencio contemplando a Renee, demostrando que era una niña con talento, sentimiento, y carisma, sus aplausos lo decían todo. Pero cuando me bajaba del escenario, todo volvía a ser igual.

Crecí  entre diagnósticos, consultorios, terapeutas, paidosiquiatras, etc., siempre intentando acoplarme, aprender, defenderme, y sobre todo a divertirme. Soy de familia de muchas mujeres, muy trabajadoras, alegres, que me hicieron sentir especial, pero no por mi condición, sino por mí misma. Mi abuela QUETA una mujer de campo, siempre decía: “quien no toca la puerta, jamás se la van abrir”, por eso mi niñez estuvo llena de amor, motivación, ejemplo, y mucha mucha fiesta.

Cuando mi madre me llevó aquella primera marcha por el día de la mujer, vestida de morado, mi cabeza llena de flores del mismo color, entendí que no soy la única que lucha por ser escuchada, y respetada. Ahí todas éramos iguales.

Sigo teniendo problemas para socializar, tengo la mejor de las intenciones para tener amigas, y si se puede novio también jajaja, pero es difícil, cuando sigue habiendo juicio y calificativo por ser diferente.

A pesar de todo amo mi vida, amo ser mujer, me ajusto a las condiciones, cuando pienso en mi Infancia (a pesar de todo) me veo feliz. Siempre siempre recuerdo las palabras que mi abuelita utilizaba para motivarme: “Renecita, a la vida, échele Chingazo”, y aquí estoy  echándole todos los kilos para ser una joven contenta y feliz.

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.

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