Por Sandra Romandía
“‘No miren al cielo porque los vamos a matar’, era la indicación que nos daban antes de quitarnos las vendas. No podíamos mirar al cielo, teníamos que mirar siempre para abajo. No nos daban oportunidad de mirar las estrellas, ni mirar el sol”. Así cuenta María, una mujer sobreviviente del Rancho Izaguirre, uno de los campos de reclutamiento por parte del crimen organizado, específicamente del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) más atroces registrados en la historia de México y cuya historia se dio a conocer en marzo de 2025.
María tartamudea, su voz parece tropezar con sus propios miedos de vez en cuando; el tono es endeble, como flotando en la nube de una pesadilla que se quedó en su memoria, esa que, dice, quisiera borrar pero ya no puede. Vivió secuestrada durante más de tres años. Fue trasladada entre casas de seguridad, tratada como mercancía, obligada a elaborar droga y a observar la deshumanización sistemática de personas.
SUSCRÍBETE PARA LEER LA COLUMNA COMPLETA...