Por Soledad Durazo
En algún lugar y en algún momento, el pesimismo político se tornó atractivo o adictivo; o quizá se hizo inevitable ignorar la realidad que lo provoca.
Ocurre que muchas veces llegamos a creer que en nuestro país la posibilidad del cambio inmediato existe, cuando en realidad todos y cada uno de los cambios importantes que hemos vivido como nación en nuestras instituciones y en nuestra economía han requerido el paso del tiempo, el convencimiento de los actores y factores más importantes, y sobretodo el respaldo de la sociedad en términos generales.