El acoso escolar es un proceso, no una persona

¿Se ha vuelto normal presenciar este tipo de escenas que se repiten en las redes una y otra vez?

El acoso escolar es un proceso, no una persona
Valeria Villa
Por Valeria Villa
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Norma Lizbeth Ramos, una adolescente de 14 años que estudiaba tercero de secundaria en Teotihuacán, murió el 13 de marzo a causa de traumatismo craneoencefálico. El 21 de febrero acudió a una pelea desafiada por su agresora que la golpeó con una piedra varias veces en la cabeza. Todo esto ocurrió a unos metros de la escuela y frente a varios compañeros que se reían, grababan la escena y le pedían a la agresora que le pegara más, que le diera en la cara. El video es escalofriante por sí mismo pero al saber que la pelea le ocasionó la muerte a Norma Lizbeth, las dimensiones del hecho son aún más terribles.

¿Se ha vuelto normal presenciar este tipo de escenas que se repiten en las redes una y otra vez?

¿El país entero vive en un contexto de violencia capaz de provocar imágenes y videos de asesinatos y ejecuciones?  ¿La violencia intrafamiliar se reproduce en las escuelas y los jóvenes agredidos y violentados, violentan también?

En 2019 la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) reveló que México ocupa el primer lugar a nivel internacional de bullying escolar en educación básica. Los datos de la organización detallaron que más de 18 millones de estudiantes de nivel primaria y secundaria sufren de violencia escolar. Siete de cada 10 niños sufren algún tipo de violencia. Más del 40% afirma ser víctima de acoso. 25.35% confirmaron que recibieron insultos y amenazas. 17% señaló que fueron víctimas de violencia física. Más del 44% sufrió violencia verbal, psicológica, física, incluyendo en las redes sociales.

En los efectos podemos buscar las causas:  violencia familiar, violencia comunitaria, escolar, grupal, sistémica; falta de límites claros por parte de las autoridades escolares, negligencia frente a las denuncias de acoso escolar que muchas veces es minimizado, procesos psicológicos propios de la adolescencia en los que se usa a un chivo expiatorio para depositar la agresión.

Las consecuencias del bullying las conocemos pero vale la pena repasarlas: bajo rendimiento académico, depresión que a veces se extiende hasta la vida adulta, agresividad, aislamiento, pesadillas, insomnio, ansiedad, irritabilidad, trastorno por estrés postraumático, ideación e intentos suicidas

El fondo de Naciones Unidas para la infancia (UNICEF) define el bullying como una forma de discriminación. Según su hermana, a Norma Lizbeth la acosaban varios compañeros en la escuela por el color de su piel y también por ser introvertida. Las razones para el acoso escolar son la orientación sexual, identidad de género, nacionalidad, situación migratoria, etnia, condición socioeconómica, condición de salud, discapacidad, creencias religiosas. En el mundo, un tercio de los niños y adolescentes lo padecen. Las comunidades LGBTIQ tienen más riesgo de violencia e intimidación, los niños sufren más agresiones físicas que las niñas. El acoso en línea es un problema cada vez más grave.

El acoso escolar es una manifestación de la construcción disfuncional de relaciones de poder y de los fenómenos grupales de violencia.

La víctima y el agresor son síntomas y no la causa del problema. Se explica como un conflicto triádico en el que participan el agresor, la víctima y los observadores. En el caso de Norma Lizbeth, es pertinente preguntarse si la violencia hubiera escalado de no haber tantos espectadores sin empatía que disfrutaban la escena en lugar de detenerla. Este fenómeno se denomina la ley del silencio. Todos saben lo que pasa pero nadie lo denuncia.

Como parte de un mecanismo de disociación, el grupo despoja a la víctima de sus rasgos humanos y la carga de proyecciones negativas de todo lo despreciable de lo que se quieren librar. La ven como merecedora de ataques y humillaciones. Los observadores obtienen una satisfacción sádica en la observación del sufrimiento y al mismo tiempo piensan que así están del lado del fuerte y no serán por lo pronto, la nueva víctima. El apoyo de los observadores es un estímulo fundamental para que el acosador continúe con la agresión.

Según las investigaciones, el agresor no tiene que provenir de un hogar especialmente violento, aunque se han observado algunas características: falta de empatía, disociación, necesidad de atención y protagonismo, por lo que las agresiones se cometen en presencia de otros compañeros. Manipulación para convencer a los otros que la víctima merece la agresión y negación o disociación de sentimientos de culpa. El acoso escolar es un fenómeno grupal y la escuela puede ser una puerta de entrada a la violencia comunitaria.

Twemlow, Fonagy y Sacco (2005) publicaron The peaceful school experiment (el experimento de la escuela pacífica) basando sus recomendaciones para construir ambientes escolares de paz en las teorías del apego y en la capacidad para mentalizar.

Estos autores describen 10 verdades que tienen validez transcultural, para luchar contra la violencia comunitaria: (1) los niños necesitan límites claros y consistentes en la casa y en la escuela;  (2) la biología trasciende la cultura;  (3) la escuela es un espejo de la comunidad;  (4) el acoso escolar es un proceso, no una persona;  (5) cuando los adultos niegan los problemas, los niños se convierten en las víctimas;  (6) los niños son similares en términos de desarrollo en distintas culturas; (7) todas las escuelas tienen un clima específico; (8) los niños necesitan sentirse seguros para aprender; (9) cuando los niños se sienten protegidos y valorados, crecen; y (10) son necesarios líderes naturales y altruismo para lograr el cambio en las escuelas y en la comunidad.

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@valevillag

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