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Por Adina Chelminsky
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Antes de crear percepciones falsas sobre mi persona que generen rudeza innecesaria en contra de mis opiniones, un disclaimer: Soy inequívocamente una Señora de las Lomas. Palomeo todos los requerimientos; con los beneficios y banalidades que eso implica.

Y como miembro de este grupo tan cliché, estigmatizado por sus activos (materiales) y pasivos (conexión con la realidad de país) me permito hacer una crítica constructiva y URGENTE a la manera en que, como “gremio” (imagínense ese sindicato jajajaja), entendemos la activación política que, hoy, es inminente.

Para que conste:

Sí, casi todas estamos preocupadas por la elección del 2024.

Sí, muchas de nosotras,  buscamos maneras de participar y “poner nuestro granito de arena” en la situación del país.

Sí, hay algunas Señoras de las Lomas brutalmente inteligentes, activas en la vida política, profesional y empresarial del país.

Sí, nuestra participación puede hacer una diferencia en los resultados electorales.

Pero, sin generalizar pero sí generalizando, no lo estamos haciendo bien. El granito de arena que pretendemos poner se queda corto y es anacrónico ante las necesidades de la realidad mexicana.

Las fotos que veo en redes, o los grupos a los que me invitan a participar (después de esto, sospecho me dejarán de invitar), más parecen la organización de un bazar, del baile de graduación o de alguna actividad social de beneficencia que las acciones estratégicamente concertadas de ciudadanas comprometidas con lo que exige, hoy, la vida política nacional.

Reuniones en donde se mencionan muchas palabras y conceptos rimbombantes, ponencias de influencers políticos que dicen lo que ya sabemos y avivan más nuestros miedos que nuestro pensamiento crítico, logotipos perfectamente diseñados que brandean la publicidad que repartimos para demostrar que somos activistas políticas pero, también, tenemos excelente gusto gráfico.

Dice el dicho que “un gran privilegio implica una gran responsabilidad”. Nosotras tenemos el privilegio de la solvencia por lo que tenemos que asumir la responsabilidad de hacer las cosas bien.

Señoras de las Lomas, si queremos hacer una diferencia en la vida política del país, nos vamos a tener que arremangar la camisa y salir de nuestra zona de confort.

Las estrategias a las que estamos acostumbradas pueden ser excelentes para amueblar una escuela rural pero no se pueden traducir, cambiando el nombre del chat, a lo que la política mexicana necesita.

Nos falta entender que no entendemos que no entendemos. La realidad a la que pretendemos responder NO es la realidad del 90% del país. ¿Queremos ayudar a fortalecer la democracia mexicana en el 2024 y más allá? Tenemos que hacer las cosas de una manera diferente, más real, menos adornadas, más pragmática y responsable.

Tenemos que complementar el activismo en redes y en eventos sociales con salir a la calle. No, no sólo a marchar (que, sin duda, es importante) sino también a escuchar, a entender, a dialogar con los que piensan diferente para poder afinar nuestro criterio y las soluciones y acciones que le tenemos que ofrecer a este país.

A complementar los twitts y posts que escribimos en nuestros grupos de whatsapp con peticiones claras, constantes e insistentes a nuestros gobernantes, a los partidos políticos de oposición y a actores clave, pidiendo planes concretos y bien estructurados Y exigiendo rendición de cuentas.

Tenemos que privilegiar el voto sin excepciones. El voto es la piedra angular de cualquier activismo político. No hay ninguna excusa para no ir a votar. Ninguna. De nada sirve que hayas creado una pirámide de whatsapp (10 amigas que inviten 10 amigas que inviten 10 amigas) si el día de las votaciones no te vas a presentar.

Tenemos que escuchar a la gente que no nos gusta escuchar o cuyas opiniones y razones nos conflictúan. En este país no hay una verdad absoluta, hay realidades diferentes que tenemos que conocer. ¿Quieres invitar a un ponente a hablar con tus amigos?, invita al del partido contrario. Hablar con el que piensa igual que nosotros es una pérdida de tiempo, es predicar ante el coro, no sirve de nada.

Entendamos ambos lados de la moneda. López Obrador ganó y sigue siendo inmensamente popular por razones que no podemos menospreciar ni descalificar. Generemos un criterio de lo que cada bando hace bien y hace mal.

Tenemos que entender que hay una batalla más allá que la presidencia. Hay gente que dice que pensar que la presidencia está perdida para la oposición es derrotismo. No creo que sea una batalla perdida pero, sin duda, es una cuesta arriba.

Independientemente de eso, no es la única batalla en la que tenemos que centrar nuestros esfuerzos y promoción. Tan o más importante es entender y promover el voto consciente para los diputados y senadores. Presionar a los partidos para que postulen candidatos congruentes y medianamente preparados y conseguir, mediante el voto, un legislativo que sea un contrapeso de la presidencia (donde el partido en el poder no tenga mayoría).

Y por último, forma es fondo. Si van a hacer un evento social/político, cuida la percepción de elitismo que proyecta. Porque, en este momento, sí es algo que resta al debate y a la seriedad.  No menosprecio la delicia de servir una comida de caterer o la belleza de los arreglos de florista de baby roses con hortensias en colores mexicanos pero ¿neta? ¿Qué necesidad de subir esas fotos a redes?

En Salvar el Fuego (la estupenda novela de Guillermo Arriaga) hay una frase que aplica perfectamente al momento político que vivimos y la responsabilidad que tenemos que asumir: Nos sobra mundo pero nos falta calle.

Señoras de las Lomas, salgamos a las calles, literal y metafóricamente, entendamos, abramos nuestro criterio y, con base en eso, actuemos de la manera en la que México hoy nos necesita.

✍🏻
@AdinaChel

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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