Por Alejandra César Gil*
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Tengo una confesión: Toco más el móvil que a mi marido. ¡Sí! Y quiero ser muy enfática en que no es por falta de amor, ni de deseo. Lo reconozco sabiendo que no estoy sola en esto. Seguro que tú también te vas a la cama con el móvil a tu lado, te despiertas y es lo primero que ves. Scrolleas, checas correos del trabajo, notificaciones y mensajes de amigos.

Al tratar de descubrir cuánto uso realmente mi móvil me topé con un estudio de la firma de investigación dscout. En un experimento observaron que en promedio, la gente toca, desliza y hace clic unas 2,600 veces al día. Al año, eso es casi 1 millón de toques, y la cifra llegaría a más de 2 millones para el 10% con menos autocontrol.

Una vez conocí a un editor que muy orgulloso me contaba que metía su teléfono en una bolsa hermética y se bañaba con él para poder estar localizable en cualquier momento y no perderse ninguna actualización. ¡Es en serio! ¿Hemos perdido el derecho a la intimidad y a la desconexión hasta en la regadera?

Me doy cuenta que mi smartphone y otras pantallas llenan los vacíos. No me doy la oportunidad de estar y que simplemente no pase nada… ¿te ocurre a ti también? ¿Qué problemas enmascaramos con la dopamina que nos da ese toque?

Mis mejores mañanas son cuando me doy 15 minutos más para abrazar a mi pareja y jugar con Bowie o Nubecita (dos de mis gathijos). Pero más veces de lo que me gustaría admitirlo, lo primero que hago es ver mis notificaciones.

Y de nuevo, sé que no estoy sola, según un estudio de Deloitte (realizado antes de la pandemia), un tercio de la gente confesó revisar su teléfono en los primeros cinco minutos tras despertarse y casi la mitad dijo checarlo en algún momento durante la noche.

Te propongo que demos pequeños pasos juntos. Definamos espacios libres del móvil (ni que decir que la ducha es algo obvio). Yo todavía no estoy lista para excluir por completo a mi smartphone de la habitación, pero el ‘baby step’ que daré es conectarlo en el extremo contrario de mi cama. Voy a poner un poco de fricción para que simplemente no sea lo primero que toque al despertar, de forma consciente tomaré este paso para siempre darle esa primera caricia del día a Alex.

Piensa dónde depositas tu atención, tu energía, tu afecto. Si pudieras medir los "toques emocionales" que das a lo largo del día, ¿cuál sería el recuento? Te propongo que sigas alguno de estos pequeños retos: desconéctate a la hora de la comida, escoge un día a la semana para hacer una "noche sin pantallas" o desactiva las notificaciones que no son urgentes ni importantes. Te sorprenderás al ver cómo retomas el control de tu tiempo.

Comparte en los comentarios si quieres aceptar estos retos o hacer alguno más.

*Alejandra César es una estratega digital con más de 17 años de experiencia en impulsar planes de negocios, operaciones y alianzas estratégicas. Ama viajar y la tecnología, y es una apasionada del bienestar digital. Es cofundadora de Oceana Media Lab, empresa de reciente creación que busca ayudar a creadores, medios y marcas a potencializar su estrategia en redes sociales a través de consultoría, plataformas de entrenamiento y desarrollo de productos. Durante cuatro años fue Strategic Partner Manager en Meta (Facebook, Instagram y WhatsApp), posición desde la cual lideró programas regionales de alto impacto como la Aceleradora de Analítica de Audiencias para América Latina. Previamente se desempeñó como directora de contenido y estrategia digital de El Financiero, y antes ocupó roles de liderazgo en Yahoo! México y Reforma. Si te interesa conocer más sobre novedades en redes sociales y transformación digital sigue a @oceanamedialab.

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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