Por Diana Zamora
El 11 de octubre se celebró el Día Internacional de la Niña. Y aunque hay poco qué celebrar, yo estoy optimista de que la resolución de la Suprema Corte en torno al aborto hará niñas más ágiles, más buenas para negociar. Me explico.
A las niñas se les dice rutinariamente que no tienen el control: si les gusta un niño, ellas deben esperar a que los niños las saquen a bailar; si quieren que su novio sea su compañero de vida, deben esperar a que él les “dé el anillo”.
Así, para algunas de las decisiones más determinantes de su vida como: con quién y cuándo casarse, o con quién y cuándo tener hijos—las niñas y las mujeres reciben la señal de que ellas son un agente pasivo de la decisión.
Para millones de personas en el mundo, el acceso al aborto seguro no es una realidad. A pesar de la evidencia que señala que el aborto seguro salva vidas, muchos países aún prohíben o penalizan legalmente a las mujeres que toman una decisión extremadamente difícil, y que incluso puede costarles la vida. Esto transmite un mensaje claro: alguien más tiene el control. Un juez, un grupo de legisladores, personal de salud. No ellas.
El acceso a los derechos reproductivos será transformador
Hace poco más de un mes, la Suprema Corte de Justicia de México despenalizó el aborto, dictó que las instituciones públicas de salud deben brindar acceso a abortos seguros y que el personal médico no puede enfrentar cargos por brindar estos servicios.
Esta decisión tiene resultados positivos evidentes: abortos más seguros para las más vulnerables, disminución del estigma en torno a los derechos reproductivos, una mejor planificación familiar y mayores posibilidades de continuar estudiando (México tiene una de las tasas más altas de embarazo adolescente entre países de la OCDE, con 6.3% de bebés nacidos de madres menores de 18 años, por año). Estos son resultados que esperamos con ansias, y que el movimiento feminista en América Latina ha exigido durante ya demasiado tiempo.
Más allá de estos resultados obvios que cambiarán vidas, hay un impacto adicional que me entusiasma ver: niñas y mujeres pidiendo y negociando de forma más rutinaria y efectiva, lo que necesitan.
Sí, una decisión de la Suprema Corte parecería alejada de las negociaciones cotidianas con su pareja, su empleador, su vecino ruidoso. Pero la evidencia muestra que las mujeres negociarán mejor cuando se encuentran en un entorno que les dé señales claras de que tienen el control.
Las mujeres dudamos en negociar, pero podemos aprender
Según un estudio realizado en 14 países (incluidos China, Brasil, Gran Bretaña, India, México, Polonia, Rusia y Suecia) en comparación con los hombres, las mujeres muestran menos "locus de control", una medida del grado en que las personas creen que su comportamiento influye en las circunstancias de vida que enfrentan.
En promedio, las mujeres creen que los factores externos influyen en sus vidas en mayor grado, que las creencias que tienen los hombres. Por lo que a las mujeres les cuesta más trabajo identificar una situación en la que simplemente preguntar (ni siquiera negociar, sólo preguntar) podría cambiar el resultado.
Otro estudio que incluyó un experimento social donde se capacitó a adolescentes con cursos de negociación, las niñas que participaron tuvieron una tasa de deserción menor, y habían negociado hacer menos tareas domésticas entre semana. Además, sus padres informaron que eran más respetuosas y abiertas a realizar las tareas del hogar en los días con menos deberes escolares. Es decir, las niñas habían negociado para tener más tiempo estudiando, que limpiando entre semana—y esto incrementaba su permanencia en la escuela. Desde una perspectiva de negociación, todos ganan: las niñas, los padres, y la sociedad, porque hay un mayor grado de alfabetización.
La decisión de la Suprema Corte de México envía un fuerte mensaje a las niñas y jóvenes mexicanas (incluso si nunca experimentan un embarazo): tienes el derecho y el poder de elegir. Sobre tu cuerpo y sobre la realidad que te rodea. Tú tienes el control.
¿Qué más podemos hacer en nuestra vida diaria para darles a las niñas y mujeres estas señales y herramientas para pedir lo que necesitan? Les leo en los comentarios
Diana Zamora es Economista por el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), y Maestra en Economía del Desarrollo por la Universidad de Harvard. Antigua servidora pública en México, Colombia y la Ciudad de Nueva York. Experta en políticas públicas en tecnología, negociación y género.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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