Por Jimena de Gortari Ludlow
La flaca andaba cansada
de tanto ruido mortal,
“voy a escuchar lo que suena
y anotar lo esencial.”
Sacó libreta y plumita,
grabadora y corazón:
“¡ay, qué banda tan ruidosa
la de esta gran población!”
Anotó claxon y motor,
el reguetón del vecino,
el tren, el viento, la lluvia,
y un gato en su desafino.
De pronto escuchó un suspiro,
un rumor, una canción:
“¡es la vida que aún resuena
bajo tanta vibración!”
Desde entonces la calaca
graba todo lo que oye:
el alma, el paso, la sombra,
y hasta el ruido que arrope.
Así nació su cuaderno,
tan sensible y sincero:
“Diario Sonoro del Más Allá”,
donde suena el mundo entero.
Y al final, todos cantaron,
entre risas y sentidos:
¡Escucha, escucha, no todo es ruido!
Hasta la Muerte afina su oído.
Escucha, escucha, que suena bonito,
el mundo late… ¡si prestas oído!
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.

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