Elena: vivan las vividoras

Elena es un transporte de vidas. Imposible describir 90 años de aves de todo tamaño y especie volando sobre su cabeza.

Elena: vivan las vividoras
Karla Iberia Sánchez

Elena Poniatowska acude al Terraza Casino de Avenida Insurgentes acompañada de Elena Garro.

Participará en el duelo reportera-entrevistado con Marlene Dietrich.

"Me tiemblan las pestañas de la emoción, y cuando suena el timbre, ya estoy detrás de la puerta. Elena guapísima de abrigo de pieles, traje de terciopelo negro y collar de perlas. Yo de terciopelo rojo, Antonio Peláez de smoking, también elegantísimo. Reventamos del entusiasmo. En el centro nocturno nos pasan a una mesa de pista, simplemente porque fue la señora Paz quien hizo la reservación. // El cabaret entero guarda silencio, ni un chocar de copas. El lleno es total, histórica la ocasión. Después de media hora de arrobamiento una luz circular atraviesa la oscuridad de las mesas y se pinta sobre la cortina. La expectación alcanza su momento cumbre. Se abre la cortina, y tras de ella la aparición deslumbrante de la diva, cubierta de oro. // Marlene nos habla en secreto, parece cantarle a cada uno en privado, que los demás no se enteren. La asistencia de pie la ovaciona. Ella finge sorpresa: "¡Oh! ¡Oh!".

Se inclina, micrófono en mano, sus pechos caen en impensable ofrenda. Los aplausos redoblan. "¡Bravo! ¡Bravo! ¡Viva Marlene!"

Elena Garro sonríe feliz, su sonrisa es preciosa. A mí ya no me tiemblan las pestañas sino toda la humanidad:

Elena me dice: "¡Ay tú, no te vaya a dar un ataque de epilepsia!".

(...)

-¿Quién es mejor, usted o Greta Garbo?

-Decídalo usted, decídanlo todos.

Siempre he creído en la democracia."

Elena, 1963

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Elena es un transporte de vidas. Imposible describir 90 años de aves de todo tamaño y especie volando sobre su cabeza.

No es justa una corta antología, de eso se encargarán los editores.

Yo, de reirme de su gracia en el justo punto, de admirar su osadía, de encantarme con su multitud de pasiones, de su vida completa como reportera y agradecerle encontrarme ahí con ella.

A Elena, inquisidora y a la vez sorprendida y temblorosa cuando la dichosa pregunta ya había salido de su boca, hay que leerla:

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Elena Poniatowska, 1964 frente a Barry Goldwater, conservador y ex candidato a Presidente de Estados Unidos. Perdió contra Lyndon Johnson.

E-Oiga, Señor Goldwater, ¿qué quiso decir usted exactamente cuando declaró que Cuba era un cáncer que debía extirparse no importa cómo, y que ustedes, los norteamericanos, no respirarían tranquilos hasta lograrlo?

Goldwater- Si usted visualiza mentalmente el hemisferio, Cuba es el estómago de ese gran cuerpo. Por eso es un cáncer. Es comunista. Cuba es algo así como un almacén de armas revolucionarias y las ha exportado a otros países como lo vimos en Centroamérica. Ahora el gobierno de México tiene dificultades en Chihuahua. Por eso nosotros en los Estados Unidos pensamos que vendrá el tiempo en que los cubanos recuperen su país con nuestra ayuda, o con la de la OEA. ¡Esto debe pasar y pasará! //

No hay felicidad en Cuba.

Elena Poniatowska -¿Y a poco hay mucha felicidad en Miami?

Elena, 1964

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La reportera Elena toca un timbre en la Guarida de la Tigresa, en El Pedregal.

-    ¿A quién ha leído usted?

  • A todos, a todos...
  • ¿No me puede dar el nombre de algún autor, el título de alguno de los libros?
  • Ponga usted que desde Walt Disney hasta...

Se concentra en el ojo derecho. Tengo ya una hora de verla maquillarse los ojos, y eso que desde que llegué ya tenía puestas las gigantescas pestañas postizas, que se coloca a medio párpado de modo que terminan casi en la sien. (...)"

La fiera recompone:

...Bueno, pregúnteme qué carajos no han dicho de mí. Han dicho de todo. Triunfé en provincia, y los periodistas me destruyeron. Bueno, lo pretendieron. ¡Según ellos tenía todo yo operado! Yo me reía, no le tengo miedo a la gente débil porque es chiquita, pichicata, y sus ataques apenas si llegan a rasguños. Muchos periodistas de espectáculos son así: diminutos, enanitos. Ninguno ha tenido la fortaleza de llevar adelante una campaña lo suficientemente inteligente para acabar conmigo: un pinchazo aquí, un arañazo allá. A mí ellos no me hieren, hieren a los pendejos igual que ellos. Los considero como a unas cuantas hormiguitas, muy poquitas, tratando de comer un elefante.

-¿Usted es el elefante?

- Claro que lo soy.

-¿No que una tigresa?

-También, el apodo La Tigresa me lo pusieron en Comitán desde que era niña, porque siempre fuí brava.

-¿Y los tigres no atacan por detrás?

-Yo ataco de frente, ahora mismo podría hacerla cisco, pero no se me da la chingada gana.

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Elena Poniatowska describe una alcachofa en La Tlapalería.

"Las alcachofas, a veces, son plantas antediluvianas, pequeños seres prehistóricos. En otras ocasiones, bailan en el plato, su corazón danza en medio de múltiples enaguas como las mazahuas que llaman vueludas a las suyas."

Elena, 2003

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Elena, 2014, escribe a 10 periodistas mexicanas a las que reconoce: entre ellas Marcela Turati, Carmen Aristegui. Maritza López, Laura Castellanos, Katia D’Artigues y Blanche Petrich:

Diez valientes mujeres, son ante todo el meollo de nuestra resistencia. Sin ellas viviríamos a la deriva, ciegos y sordos ante la atroz realidad mexicana.

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Elena, 1979  describe los dilemas humanos y éticos de escribir una obra justa sobre Gaby Brimmer, su madre y su cuidadora. Tardó muchos meses en resolver la obra.

"En mi encuentro con Gaby, Florencia y Sari, percibí algo de zarza ardiente; la acumulación de energía era demasiado grande, no podía dejar que me envolvieran. Al publicarse la entrevista, pensé: "Bueno, ya estuvo, ya salió, yo también tengo mi costal que cargar, lo de Gaby no me atañe". Regresé a la casa queriendo meter de nuevo a los hijos en mi vientre para inmunizarlos. Pero la cara de Gaby me perseguía, y empezaron a llegar sus letras."

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Elena frente a Cantinflas, 1953.  En la sala se escucha una pregunta incómoda:

"Mario Moreno se pone de pie, mira su Rolex y recuerda:

-Dijimos que cinco minutos, ¿verdad?

ELENA- Dijo usted "

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Dolores del Río frente a Elena Poniatowska, 1975.

"Hollywood es uno de los lugares más crueles que he conocido en mi vida, y siento mucha ternura por todas las jóvenes que tienen que conquistarlo. ¡Lo de Marilyn Monroe resulta lógico! Lo raro es salir adelante en esos primeros años de carrera. (...) Los golpes, los desengaños, los años te hacen una especie de coraza, pero, ¿sabes cuál es la mejor defensa de una actriz, Elena? Los nervios: aprender a dominarlos. Tener buenos nervios, controlarte a cada momento, que nadie note que algo te está pasando; esa es tu salvación. Respirar hondo, hondo."

Tras entrevistar a Dolores del Río, teclea la cronista: "Hay mujeres y hombres que la vida engarruña y empequeñece. No pueden con ella y se arrinconan. Se van enjutando, endureciendo como nueces. Dolores del Río ha domado la vida y ha sabido vivirla".

Dolores y tú, Elena, la que pone en su plato el delicado fruto de la existencia: lo arranca del árbol, lo deshoja, lo desgrana, lo parte, y en su pluma-boca, saborea lo amargo

Y lo come tan contenta.

Vida, Elena Poniatowska. Tengo ganas de escucharte, sonriente, en alguna sala otra vez. Y que estemos las dos solas.

@karlaiberia

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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