Toc, Toc, Luisa María Alcalde
Es denigrante, por decir lo menos, que los pocos lugares donde se vean adultos mayores trabajando sea como empacadores en los supermercados.


Por Kimberly Armengol
Sigo aplaudiendo de pie la reforma laboral para evitar la subcontratación en las empresas y que se termine con toda clase de chanchullos que permiten a los patrones esquemas de precarización del empleo y carencia de seguridad social para evitar pagar impuestos. (Nota al pie, querida Luisa María: podría hacerte un listado de empresas que aún incumplen la ley y siguen subcontratando y no pasa nada)
Desde la trinchera de Opinión 51 hemos señalado una y otra vez la disparidad laboral y salarial por género, el techo de cristal y la exclusión laboral para las mujeres. Pero hoy quisiera poner el dedo sobre otra llaga que duele: la discriminación laboral de los adultos mayores.