La advertencia decembrina de la muerte

Sólo en diciembre pasado, del 1o al 31, murieron en México 5,182 personas víctimas de Covid-19. Otros 2 mil 274 mexicanos más murieron asesinados el último mes de 2021.

La advertencia decembrina de la muerte

En enero caen las tardes más despacio, ¿se han fijado? Con su luz bonita de invierno, esa que se esconde entre las ramas de los árboles, pero  coqueta asoma sus rayos, que se deslizan como flechas blancas, sin calentar demasiado.

Así, justito como hace la muerte cada que sale a pasear en diciembre. Camina de puntitas, despacio, como si agarrara de la mano a la humedad para seguirle el paso y entrar como ella suele hacerlo, de a poquito, sin  dejarse ver, ni sentir y de pronto ¡zaz!…

Mete a la bolsa al primero y luego a todos los demás, dejando una estela  de coronas de flores blancas que se quedan en la memoria de los deudos como un espejismo.

Pero ¡Ah cómo fue glamourosa la muerte en diciembre de 2021 en México! Como si con tanto artista legendario lograra distraer su cacería de las otras “leyendas”, de las y los que quedaron en fosas clandestinas, o en zanjas, o debajo de una sábana blanca con un tubo que les salía por la boca, ya sin aliento.

Muchos dicen que “la muerte no avisa”, pero lo cierto es que sí avisa, sobre todo en un país como el nuestro. Pero quienes tienen que escuchar la alarma no escuchan, o se hacen como que no oyen, y como que no ven  los muertos que luego tienen que andar contando, o maquillando, para que parezcan medio vivos…

Vaya que se engolosinó la muerte en diciembre pasado, como una leona que esperó silenciosa para atacar. Se llevó a mucha gente, ¡mucha!, como  si fuera su venganza por andarla retando, “cucando” como dicen  algunos… jugándole a los inmortales y burlándose de su amenaza detrás de los micrófonos.

Sólo en diciembre pasado, del 1o al 31, murieron en México 5 mil 182  personas víctimas de Covid 19, según los informes técnicos de la  Secretaría de Salud.

2 mil 274 mexicanos más murieron asesinados el último mes de 2021, según la Comisión Nacional de Seguridad. Guanajuato se coronó como la entidad más violenta del país en los últimos tres años, acumulando 261 muertes violentas sólo en diciembre y rompiendo su propia marca de asesinatos en menos de 24 horas, el 18 de diciembre.

¡Tengan su regalito navideño! pareció decirnos la muerte en diciembre, porque dejó a muchas familias rotas, a otras buscando lo que no van a  encontrar, y a algunos, a los que sí nos quiso avisar, igual nos dejó incompletos, en pausa, con la tumba por dentro.

Fuimos muchos los que en diciembre pasado nos tocó atravesar corriendo la puerta de la sala de espera de un área de terapia intensiva, que es como entrar a un limbo, porque ahí todas las almas están en pena, esperando “la voluntad de Dios”.

Ahí, que es como el ministerio público del cielo -o el infierno- las noches  congelan a la gente que queda envuelta en cobijas improvisadas y las miradas perdidas en los colores de los foquitos de un árbol de navidad, que lejos de calentar el ánimo con su símbolo, más bien termina siendo una mala broma.

El tiempo pasa lento en esa dimensión desconocida que empieza cuando el médico desaparece detrás de dos puertas que se cierran de par en par, bajo un letrero de “sólo personal autorizado”, que es la oración maldita de la espera.

Así nos dejó la muerte navideña, a la espera de la esperanza, la justicia, otros números y otras verdades que se quemaron como los inciensos supersticiosos con el aroma navideño de canela y manzana.

La muerte también sabe ser generosa, por reveladora. Revela secretos de las presencias, las ausencias, los pendientes, las sillas de los justos y cobra factura a los injustos. Cual pitonisa advierte, con lo que deja, el camino por donde volverá…

Sirva el diciembre pasado, violento y letal, como un recordatorio y lección para el año que inicia… Que la muerte sí avisa.


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